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LORD MACAULAY.
, LIX.
PROCESO DE LOS OBI POS.
Esta escandalosa aposta ia contribuyó
á
aumentar
el interés con que toda la nación esperaba el dia en
que babia de decidit'se la uerte de los siete esforzado¡;
confesores de la Iglesia anglicana. La g ran cue tión
para el Rey era actualmente un Jurado de adeptos ·
Ordenó
á
los abogados de la Corona investigar con
toda certidumbre las opiniones de los in critos en el
libro de electores.
ir amuel Astry, ecretario de la
orona, que en casos semejantes era el encargado de
elegir los nombres, fué llamado
á
Palacio y tuvo una
entrevista con Jacobo
lí.
presencia del
anciller (1 ).
Sir Samuel,
á
lo que parece, cumplió lo mejor que
pudo; pues de las cuarenta
y
ocho p r una
á
quiene
nombró, alguno eran servidores del Rey,
y
había
también algunos católicos (2). Pero como la defensa
de los Obispo
tenia derecho
á
rechazar doce, ésto
fueron suprimidos. Los abogados de la Corona recha–
zaron tambi · n doce,
y
de este modo la lista quedó–
reducida
á
veinticuatro. Los doce que rospondian pri·
mero al llamamiento de su nornbres ran los que for–
maban definitivamente el Jurado.
El 29 de junio Westminster Hall, los patios del an–
t iguo
y
nuevo palacio
y
todas las call s vecinas, hasta
una g ran distancia, estaban 11 nas de gente. Nunca se
vió, antes ni después, concunencia tan numerosa re-
(1)
Clnrendon,
Diario,
junio 21, 1688.
(2)
1
Cittere, junio 26 (j ulio 6), 1688.