REVOLUClÓ
DE INGLATERRA.
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una manera ignominiosa con un hierro candente
(l).
Sir Eduardo Hales vino entonces
á
solicitar los ho –
norarios d
los que hablan sido sus prision eros, lo
cuales se negaron
á
pagar c¡¡.ntidad alguna por una
detención que tenian por ilegal
á
un funcionario que,
según sus principios, e taba incapacitado leg·almente
para
1
desempeño de todo empleo público. El Gober–
nador les <.lió
á
entender muy claramente que si vol–
vían
á
caer n sus manos serían pue to entre p sa–
do hierros
y
dormirían sobre la dura piedra.
«Esta–
mos
c1t
desgmcia conmiestro Rey,
fué
su respuesta ,
y
muy
lwrulamentc larnentomws q?te tal
s1~ceda.
Pero un súbdito
como nosotros q1tc se at?·eve
á
atnenazanws pie1·de lastirnosa–
mcnw
el tiempo.»
Fácil e imaginar cuál debió ser la
indignación d l pueblo, excitado como ya so hallaba,
al
saber quo un r uegado do la fe protestante, que
de empeñaba un cmpl o
á
desp cho de la leye fun–
darn ntal
de Inglaterra, se habla atrevido
á
ame–
nazar
á
teóJorr9s cl_e venerabl e edad y dignidad con
· todos lo rigor s d
la Torre del Lollard
(2).
XLVII.
AOITACIÓ
DEL E PiRITU PÚBLICO.
(1) Para los nconlecimientos de e
te
día véanse
Ca11
11
de
B
·–
ludo; Diario
dr C/aremlon ; Dinl'io tle failtrell;
Citter , junio 15
(25);
.lobu ton .
junio
1 ·
lleL•o/11
io11e·
polilica
·.
¡2)
Jobu tone, juni!> 1 16
; Evelyn,
D1ar'io,
junio 29.
TOMO
IV.
9