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REVOLUClÓ

DE INGLATERRA.

129

una manera ignominiosa con un hierro candente

(l).

Sir Eduardo Hales vino entonces

á

solicitar los ho –

norarios d

los que hablan sido sus prision eros, lo

cuales se negaron

á

pagar c¡¡.ntidad alguna por una

detención que tenian por ilegal

á

un funcionario que,

según sus principios, e taba incapacitado leg·almente

para

1

desempeño de todo empleo público. El Gober–

nador les <.lió

á

entender muy claramente que si vol–

vían

á

caer n sus manos serían pue to entre p sa–

do hierros

y

dormirían sobre la dura piedra.

«Esta–

mos

c1t

desgmcia conmiestro Rey,

fué

su respuesta ,

y

muy

lwrulamentc larnentomws q?te tal

s1~ceda.

Pero un súbdito

como nosotros q1tc se at?·eve

á

atnenazanws pie1·de lastirnosa–

mcnw

el tiempo.»

Fácil e imaginar cuál debió ser la

indignación d l pueblo, excitado como ya so hallaba,

al

saber quo un r uegado do la fe protestante, que

de empeñaba un cmpl o

á

desp cho de la leye fun–

darn ntal

de Inglaterra, se habla atrevido

á

ame–

nazar

á

teóJorr9s cl_e venerabl e edad y dignidad con

· todos lo rigor s d

la Torre del Lollard

(2).

XLVII.

AOITACIÓ

DEL E PiRITU PÚBLICO.

(1) Para los nconlecimientos de e

te

día véanse

Ca11

11

de

B

·–

ludo; Diario

dr C/aremlon ; Dinl'io tle failtrell;

Citter , junio 15

(25);

.lobu ton .

junio

1 ·

lleL•o/11

io11e·

polilica

·.

¡2)

Jobu tone, juni!> 1 16

; Evelyn,

D1ar'io,

junio 29.

TOMO

IV.

9