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LORD MACAULAY.
:actualmente veían cumplida su profocía. Habiase ex–
cluído estudiadamente todo testig·o que no se dejara
corromper
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eng·añar. Rabiase burlado la vigilancia
de Ana haciéndola it: á Batb . .El Primado,
preci.Sa–
mente la víspera del día fijado para la ejecuc!ón del
fraude, había sido reducido á prisión á despecho de
los preceptos de la ley y de los privilegios de los Lo–
res. No se había permitido la presencia de un solo
hombre
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muj er que tuviesen interés en descubrir el
e ngaño . La Reina babia sido conducida apresurada–
mente,
y
en medio de la ·noche,
al
Palacio de Saint
.James, porque aquel edificio, más á propósito para
cualquier intriga que Whitehall, tenía habitaciones
y
pasajes secretos muy adecuados
á
los fines de los je–
suitas. Allí, en medio de un círculo de fanáticos para
.quienes no era criminal cuanto tendiese
á
promover
los intereses de su Ig lesia,
y
de cortesanos que no con ·
sideraban criminal cuan to pudiese contribuir á su
medro y prosperidad, habíase introducido .un recién
~acido
en el lecho Real, de donde había pasado en
triunfo de mano en mano, aclamándole todos bere–
-0.ero de los'tres reinos. Exaltados por tales sospechas,
sospechas injustas sin duda, pero no del tocio infun–
dadas, las gentes acudían con mayor entusiasmo que
nunca ·
á
rendir homenaje
á
las santas víctimas del
tirano, que, después de haber hecho sufrir al pueblo
toda suerte de atropellos, babia colmado la
me~ida
de
sus iniquidades, atentando criminalmente c01;itra los
intereses de sus bijas
(1).
(l) Johnstone da en muy pocas palabras un excelente resumen
-del estado de la opinión contra el Rey. •La general!dad del pueblo
.cree que todo esto es un engaño,.lo cual demuestra el parto ds la
Reina antes de tiempo, el haber enviado fuera de Londres
á
la
Princesa Ana; el no haber hecho venir á ninguno de la familia de
C larenrlon ni al Embajador holanrlés, la rapidez del suceso, los