REVOLUCIÓN DE INOLATERR.A.
131
Dió
á
-Clarendon amistosos mensaj es para Jos Obispos,
y
echaba
á
otros Ja culpa de la persecución que él
mismo habla recomendado . Sunderland se aventuró
d nuevo
á
hablar en pro de las concesiones. El re–
·Ci nte
y
fausto nacimiento , decia, había dado al Rey
excelente opo rtunidad de sali1· de una posición ll ena
de peligros
é
inconvenie ntes, in incurrir en Ja nota
de timidez ó. capricho . En tan fau tas ocasiones se
acostumbraba entre los oberanos
á
regocijar los co ·
razones de sus úbditos con actos de clemen cia; y
nada má ventajo o para el Príncipe de Gales que ser
ya, cuando aun estaba en la cuna, el pacificador en–
tr su padre y la agitada nación; pero el Rey estaba
ya resu lto de nntemano .
nf ré
adelante,
tlijo;
he
hecho
mal en moslranne tan i11d11Zqente. La indul{¡encia causó la
?·uina
de mi 21adre
(
1).
XLVIII .
l 'QUIETUD DE
'U DERLAND.
Advirtió ntonce el a tuto Ministro que si antes e
hnbla s guido u consejo fuera tan olo poi· su confor–
midad con
1
arácter del Rey, y que de de el mo -
mento n que empezaba
á
acon ejar bien, acon ejaba
n vano. Habla dado alguna mue tra de t ibieza
•uaudo
1
proce o contra Magdalene ollege. Recien–
t
m nt habht intentado convencer
á
Jacobo de que
1
plan d T. r onnel, de confiscar la
ti el'ras de l o
olono ingle
de I rlanda, ern. en extremo peligroso,
on a. udn de Powi y Bellasyse le había salido tan
(l) Ad,\a, junio 29 (j ulio 9), l