REVOL CIÓN DE INGLATERRA .
301
de aduladores
y
pretendientes. Su casa de Kensington
por las mañanas,
á
la hora de levantarse, se veia con–
currida por más de doscientas personas. Cara le salió,
sin embargo, esta aparente prosperidad. Su propia
secta empezó á mirarle con frialdad
y
á admitir sus
servicios con repugnancia. Acusábasele en alta voz de
pápista
y
aun de jesuita. Algunos afi rmaban que se
babia educado en Saint Omer,
y
otros que babia reci–
bido las órdenes en Roma. Cierto que tales calumnias
sólo podían hallar crédito entre la multitud ignoran–
te; pero con ellas se mezclaban acusaciones mucho
más fundadas (1).
Decir toda la verdad, en lo relativo á Penn, es ta–
rea que requiere algún valor, por ser éste un perso–
naje má bien mítico que histórico.
aciones rivales
y
sectas hostiles han convenido en canonizarlo. .In–
glaterra se enorgullece con su nombre.
na g ran re·
pública, allende el Atlántico, le mira con la misma
reverencia que los Atenienses sentían por Teseo
y
los
Romanos por Quirino. La respetable sociedad d que
fué
miembro le honra como apóstol. Hombres piado–
sos de
di
tinta creencias le consideran generalmente
como brillante modelo de virtud cristiana, al mismo
tiempo que admiradores de muy
di
tinta indole se
han hecho eco de sus alabanzas. Los filósofos france–
ses del siglo xvrn le perdonaron lo que ellos miraban
(1) Las visitas de Pen n
á
Whitellall
y
sus recepciones al levan–
tarse en Kensington, han sido descritas con gran vivacidad, aun–
que en muy mal latín, por Oerardo Croese.
Sumebat,
dice,
rea:
i reps sec,.etu1n,
no1i. l101·a1·iuni.
vs-ro
liot·arion plurium,
in
quo
de
t>ct.t·-iú
;·sbus
c11tn
P en110 1twio
1tt·monem
con(et·obal. et ínterini
di–
ffsrobal audiro proocipuorum
t1obilium
ordinem.
q11i
hoc interim
1patio in p rocCJJtone, in. proa:imo. 1·egam
cor1ventton
prre1to era·nl.
De
In
multitud de pretendientes que aeudían
á
casa de Penn, dice
Croase:
Vidi quandoqus do hoc
gs11BTB
hominmn
non
mim..
bü csn–
tum.-Historia cuaqueriana, lib. u . 1695.