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LORD hlACAULAY.
XXVIII.
BENEVOLENCIA DEL GOBIERNO PARA CON LOS CATÓLICOS
Y LOS CUÁKEROS.
El primer uso que hizo Guillermo Penn de su in–
fluencia es digno de todo elogio. Pintó con vivos co–
lores los sufrimientos de los cuákeros ·a1 nuevo Rey,
que vió con placer la posibilidad de hacer gala de
indulgencia con tan tranquilos sectarios, lo mismo
que con los católicos, sin mostrar igual favor á las
otras sectas que
á
la sazón perseguia. Hizose una
lista de prisioneros
á
quienes se había procesado por
negarse á jurar, ó por no ir á la iglesia, y de cuya
lealtad se presentaron certificados al Gobierno. Se les
declaró exentos de todo cargo, y se dió orden de que
mientras el Rey no manifestase su opinión en este
asunto, no se siguiera con nadie igual procedimiento.
De esta manera, como unos mil quinientos cuákeros
y mayor número aún de católicos recobraron la li–
bertad (1).
(1) Estas órdenes firmadas por Sunderland pueden verse en la
Hito,.ia
de Sewel. Llovan la fecha de 18 de abril de 1685. El estilo
es oscuro
é
intrincado, pero creo haber presentado en el texto su
nrdadera significación.
o he podido hnllar pruebas de que nin–
guno que no fuese católico 6 cuákero recobrase la libertad en
virtud de ostas órdenes. Véase Neal,
Historia
tl8
/O$ Puritano•.
tomo
JI,
cap.
11.
Gerardo Croese, lib. n . Croese calcula en mil
cuatrocientos sesenta el número de cuákeros que recobrare.a la
libertad.