REVOLUOlÓN DE l 'GLATERRA.
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ban dispuestos
á
poner
á
Dios por testigo de que re–
nunciaban
á.
todo trato espiritual con prelados ó sobe ·
ranos extranjeros. Pero los católicos no podrían jurar
que el Papa no tenía jurisdicción en Inglarerra, y
los cuákeros no jurar\an ni una cosa ni otra. Por otra
parte, ni
á
los romanos ni á los cuákeros afectaba la
ley de las
Cinco millas
(Fi"v Mile Act), que de todas las
leyes contenidas en los E tatutos,
ra
tal
vez la más
enojosa para los puritanos
disidente~
(1) .
X. VII.
GUILLERMO PENN.
Tenían los cuákeros en la corte un poderoso
y
en-·
tusiasta abogado. Aunque corno cla e frecuentaban
poco el mundo y huían de la polHica como ocupación
peligrosa á sus intereses espirituales, uno de ellos,
que se distinguía entre todos por su fortuna y su ran–
go, frecuentaba el trato de los más altos círculos,
y
(1)
Después de escrito este pasaje, encontré en el Museo britá–
nico un manuscrito (Harl. MS. , 1506), titulndo:
An aocount o{ the
1eizure8, 8eque81rl>liOn8, great poi! and /lavock ma-io upon lhB ffs·
tates o{ the •eve>'al P rol••tant
.Di11en tera,
called Quakers, upon Pro–
aecuti6n o{ old Statt•t•• made again•t P api•t and Popi•h Recusant• .
(Relación de los robos, secuestraciones, grnndes despojos y atro–
pellos cometidos en las haciendas de los protestantes disidentes
llamados cuákeros, de conformidad con lo que los antiguos Esta–
tutos previenen contra los papistas y Jos que no
recon~cen
al
Rey como suprema autoridad religiosa. )
E:l
manuscrito t iene las
iniciales de Jacoho, y es probable que haya ll egado á manos de
lord Oxforcl por el corone1 Graham, confidente del Rey . Esta
circunstancia me confirma aún más en la interpretación que he
dado en el texto, ll la conducta de Jacobo respecto de los cuákeros.