REVOL OIÓN DE INGLATERRA.
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el terror obligase á la joven á someterse.
El
espec–
táculo fué horroroso, pero el valor de la jovl3n era
sustentado por un entusiasmo de que apenas hay me–
moria en los anal es del martirologio. Vió cómo las
aguas se iban acercando poco á poco, sin dar el menor
signo de alarma. Oró
y
cantó ver \culos de los Salmos
hasta que las ag·uas cubrieron su voz. Cuando ya la
muerte se acercaba, perdió el conocimiento; roas fué,
por merced cruel, desatada y vuelta
á
la ida. Al vol–
ver en sí, sus piadosos amigos y vecinos le suplica–
ban que cediese.
«Q1uwida ltfa?1Ja1-ita, dí tan s6lo, Dios
sahe el Rey.»
La pobre niña, fiel
á
su severa doctrina,
balbució:
"Que Dios le salve, si tal es szt voluntad.»
Sus
amigos rodearon al oficial, repitiendo:
"Ya lo J1a dicho,
sefí01·; ya veis cómo lo Ita diclto .-¿Está dispuesta á abj111·a1·?
preg·untó.-¡Nuncal
exclamó ell a.
Yo soy de C1-isto , de–
jadme
vr.»
Y las aguas, por última vez, se cerraron so–
bre su cuerpo (1).
Asi gobernaba la Escocia aquel príncipe á quien
algunos ignorantes han presentado como amigo de
la libertad relig·iosa, cuya desgracia había sido ser
demasiado sabio y demasiado bueno para la edad en
que viviera. Y aun le parecian excesivamente blan -
(1) Wodrow,
m,
IX, 6.
El
epitafio de Margarita Wilson en el
atrio de la iglesia de Wigton, que copio
á
continuación, se hn
impreso en el Apéndice
á
la
Cloud of W'ilnesse.:
·Murdered for owning Cbrist suprema
Head of bis Cburcb,·and no more crime,
But l.Elr not owninir Prelacy
And not abjuring Presbitery
Within the sea, tied to a stake
She s uffered for Christ Jes us' sake.•
(Fué asesinada por declarar que Cristo es cabeza suprema de su
Iglesia, y no por otro crimen que negarse
á
reconocer
á
Jos prela–
dos
y
á
abjurar el presbiterianismo. En el mar, atada
á
una es–
taca, s ufrió por amor de Jesucristo .)