REYOL CJÓN DE l OLATERRA.
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erva el procºeso. Se acusaba
á
los prisioneros, no de
ningún acto de rebelión, sino de seguir las pernicio–
sas doctrinas que habían impelido
á
otros á rebelarse,
y
que sólo esperaban oportunidad para ponerlas en
práctica. El procedimiento fué sumario . En algunas
horas los dos culpables fueron declarados convictos,
·ahorcados
y
arrojados juntos á un foso debajo de la
cárcel (
1).
El
11
de mayo fu é señalado por más de un gran
crimen ..Algunos calvinistas fanáticos habían dedu–
cido de la doctrina de la reprobación la consecuencia
.el
que orar por cualquier persona qu estuviese pre–
destinada á la perdición era un acto de rebeldía con–
tra los eternos decretos del Sér Supremo. Tres pobres
labradores, profundamente imbuidos en doctrina tan
poco caritativa, fueron detenidos por un
ofic~al
en las
.cercanías de Glasgow , y como se les ordenase orar
por el Rey Jacobo
II, se negaron á hacerlo, excepto
en el caso de que fuera uno de
~o
elegidos . Hizose
.adelantar una fila de mosqueteros; los prisioneros se
.arrodillaron, les vendaron los ojos,
y
una hora d s–
pués de haber sido arrestados, su sangre era pasto de
la voracidad de los perros (2) .
Al mismo tiempo que se llevaba esto á cabo en Cly–
desdale, perpetrábase en Erksdale Ún
orime~
no me -
nos horrible.
no de los
covena1tta1rios
proscritos, ago–
biado por la enfermedad, habla hallado abrigo en casa
de una respetable viuda,
y
allí había muerto. El ca–
dáv r fué descubi erto por el Laird de Westerball,
ti-
1·anuclo que, en t iempo del
Oovenant,
había mostrado
gran c lo por la Iglesia presbiteriana,
y
que cuando
Ja restauración babia comprado el favor del Gobierno
(1) Wodrow, m,
1x,
6.
(2) Wodrow,
w,
1x,
G.