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REVOLUCIÓN DE INGLA'l'ERRA.
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poca oposición había que temer á los reg·ios deseos.
Mas no limitaban á esto sólo su servilismo , pues nin–
g una ley podía pasar
si
antes no babia sido sancio–
nada por un con cjo de cortesanos .
Con cedíase inmedíatamente todo lo que pedía el
Gobierno, si bien desde el punto de vista financiero
no fué de g ran importai1cia la liberalidad de las Cá–
maras escocesas. Dieron, sin ernbargo, cuanto sus es–
casos medios permitían. Concedieron á perpetuidad
á la Corona los derechos de aduana que fue ran ya
concedido
al
Monarca anterior, y que, en su tiempo.
habían sido estimados en cuarenta mil libras esterli–
nas al año. Aumentaron también la renta anual de
Jacobo, para mieutras viviese, en dosci entas diez y
seis mil libras escocesas, ó sean diez y ocho mil es–
terlinas.
FJ
total de la suma que concedieron anual–
men te era de unas seseuta mil libras, poco más de
lo que en traba en el Tesoro inglés cada quince
días
(1).
'o pudiendo dar mucho dinero, acudieron
los Estado á suplil' esta falta con protestas dé leal–
tad y bárbara
!oye . El Hoy, cu una carta que se
leyó en la e ión inaug·ural de la ámara, les excita –
ba, en vehemente lenguaj e, á la provisión de nueva
leyes penales contra los l'Ofractarios presbiterianos,
lamen tando que los neg·ocios no
r
permitieran pro–
poner en persona y desde el trono tales leyes.
us
órdenes fu eron obedecida . na ley redactada antes
por los Ministros de la orona, y que excedo en atroz
barbarie á todas las de aquel pobre país en este in fe–
licísimo período, fué aprobada en seguida. :!J:n ella se
stablecía, en, pocas pero enfáticas palabras, que .todo
el que predicase en cualquier reun jón bajo techado, ó
(l) Act. Pnrl. Car.
JI,
i:µ arzo W, L6ii l; Jac. Vil, abr il 28, 1685
y
may o 13, 1685.