REVOLUCIÓN DE l 'GLATERRA.
281
XXII.
PROCESO DE BAX'l'ER.
Por este mismo tiempo, un acusado que tenia muy
poca semejanza con Oate ó con Dangorfi ld, apare–
ció en el tribunal del
Bauco del Rey.
ing·ún jefe emi–
n ente de partido ha atravesado muchos años de dis–
cordias civiles y religiosas con más inocencia que
Ricardo Baxter. Pertenecla
á
la sección más blanda y
templada de lo PW'itanos .
uando estalló la guerra
civil era todavía muy joven, y creyendo que la razón
estaba de parte de las Camaras , no tuvo el menor es–
crúpulo en hacerse capellán de un reg·iJniento del
ejercito parlamentario; pero su ciara y algo scéptica
inteligencia, y el g ran sentimiento de ju ticia que le
animaba, le libraron de todos los excesos que eran
tan frecuentes en los que le rodeaban. Oponíase
siempre, y trataba de contrarrestar la fanática vio–
lencia de la soldadesca. Condenó" el procedimiento
del Tribunal Supremo <le Justicia, y en los días de la
República llegó á manifestar en muchas ocasion es,
y una de ell as en presencia del mismo Crómwell,
amor
y
reverencia
á
las antiguas instituciones del
país. Mientras la familia real estuvo en el destierro,
Baxter pasaba su vida principalmente en Kiddermins–
ter, en el asiduo cumplimiento de sus deberes de pá–
rroco. Concurrió con entusiasmo
á
la Restauración, y
sinceramente deseaba unir las dos opuestas sectas de
episcopales
y
presbiterianos , pues con amplitud de
criterio, rara en su tiempo, consideraba las cuestiones