I,ORD MA AU!, AY.
Tan rigoro. a sentencia
fué
decutada al pie de la
Jetra. El dí
a enque se Je puso en la picota en el patio
de l:'alacio,
fi.ié1 infeliz Oates apedr 'ado sin piedad
por la multi
tud, y aun corrió pelig ro de ser hecho pe–
dazo. (l ); pero en la
Cit.I/
sus partidarios acudieron eu
g ran número, y promoviendo un tumulto, echaron
abajo la picota, mas no log'l'aron, poi· más que hicie–
ron, rescatar
a
u favorito (2). Crelase que escaparía
á
la horrible uerte que le aguardaba; pou iendo fin á
su día con uu veneno,
y
para evitarlo e inspeccio–
naba cuidatlo amente todo lo que comía y b bía. La
mañanasi
0
·uiente,
filé
sacado de la cárcel para sufrir
la primera fl agelación. Desde muy teJ!iprano, una in–
mensa multitud lleuaba las calles que van desde Ald–
gate á Old Bailey. El verdugo se apoyaba con tan
inu itacla ferocidad en el látigo, que mostraba bien
claramente haber recibido órdeues especial es; y en
efecto, bien pronto corrió la sangr á chorro por las
espalda del reo . Durante algún tiempo sufrió con
rara entereza; mas cediendo al fin la tenaz fortaleza
que antes le ostenía, empezó á exhalar tan lamenta–
ble· g ritos, que helaban de terror
á
cuanto Jo oían.
Por varias veces perdió
1
entido , ma no por eso
dejó el látigo de de cender . obre sus espaldas, y
cuando al fin
le de ataron, parecia haber sufrido
cuanto puede rosi ti r el cuerpo humano si n que el
hálito de vida 'Je abandone. Pidieron
á
.Jacobo que le
perdon a e la segunda fl agelación; su respu sta fué
breve
y
clara:
«Jlientras le qv.erle v.n soplo de 1iida, habrá
de
ejecutarse la sentencia.»
Tratóse entonce de conse–
g uir la intercesión de la Reina; poro ella, con indigna
{i )
Ga::•ll• ds France,
mayo 29 (junio()), 1685.
(2)
Despacho de los Embajadores bolandeses, mayo
19 (29)
de Hl85.