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LORD MACAULAY.
XI.
CHURCHJLL ENVIADO DE
E~IDAJADOR
Á
FRANCIA.
SU HISTORIA.
Resolvióse al mismo tiempo enviar una embajada
extraordinaria
á
hacer presente
á
Luis XIV la grati–
tud y el cariño de Jacobo, eligiendo para esta misión
á
un hombre que hasta entonces no había ocupado
puesto muy eminente, pero cuya fama, extraña–
mente mezclada de oprobio y gloria, llenó en época
posterior todo el mundo civilizado.
Poco después de la Restauración, en los alegres y
disolutos tiempos celebrados por la ingeniosa pluma
de Hamilton, Jacobo, joven y amante de los placeres,
habiase dejado vencer
d~
los encantos de Arabella
Ohurchill, dama de honor de su primera esposa. No
era bella la joven dama, pero tampoco era delicado
el gusto de Jacobo, y
á
esto debió el llegar bien
pronto
á
ser su favo:-ita. Era hija de un pobre caba–
llero que frecuentaba mucho Wbitehall y que se
habia puesto en ridículo con la publicación de un
grueso in-folio, olvidado hace ya mucho tiempo, en
alabanza de la Monarquía y de los Monarcas. Las ne–
cesidades de los Ohurchills eran apremiantes, ardiente
su lealtad; así que, cuando supieron la seducción de
su hermana, su único sentimiento parece haber sido
la alegre sorpresa que les produjo el ver que una mu–
chacha, cuya belleza no era en modo alguno extraor–
dinaria, pudiese alcanzar tan espléndido triunfo.
La influencia que, gracias
á
su amante, tuvo desde