LORD MACAULAY.
Tan ignominiosas excusas fueron repetidas
á
la
mañana siguiente por Rochester, que envalentonado
por Ja buena acog·ida que encontraban en Barillon,
llegó hasta <pedirle dinero.
«Será muy bien empleado,
le ·
dijo.
Vuestro amo no JJitede gastar mejo1· sus nntas. Ha–
cedle nota?· bie1i la importancia de qite no dependa el Rey
de
Inglaterra de s1t pueblo, sino solamente de la amistad de
Francia»
(1).
Barillon se apresuró
á
comunicar
á
Luis XIV los de–
seos del Gobierno ing lés; pero ya el Rey de Francia
Jos había previsto de tal modo, que Jo primero que
hizo, no bien tuvo noticia de Ja muerte de Carlos, fué
recoger todas las letras que había sobre-Ing·Jaterra por
valor de cien mil libras francesas, suma que próxi–
mamente equivale
á
treinta y siete mil quinientas
libras esterlinas. No era fácil reunir en un solo día en
París letras por valor de la cantidad indicada,
á
pesar
de lo cual en muy pocas horas se hizo la compra, y
un correo salió para Londres (2). Tan pronto como
Barillon recibió el dinero, voló
á
Whitehall
á
comu–
nicar la buena nueva. Ja'cobo no se avergonzó dello–
rar ó hacer que lloraba de contento y g-ratitud.
«1Je
nadie sino de vuestro Rey,
dijo,
se pi1eden espera1· tan bue–
nas, tan nobles acciones. Nunca se lo ag1·adece1·é bastante.
Asegm·adle qi1e mi adliesi6n dura?·á tanto como mi vida.»
Rochester, Sunderland y Godolphin vinieron uno
tras otro
á
abrazar al Embajador, diciéndole al o!do
que había dado nueva vida
á
su real amo (3) . Pero si
Jacobo y sus tres consejeros estaban muy complaci-
(!)
Lo principal, en cuanto se refiere á este asunto, es el despa–
cho de Barillon de 9 (19) de febrero de 1685. Hállase en el apéndice
á
la
Hilloria
de Mr. Fox. Véasa también la carta de Preston á Ja–
cobo, do t8 de abril de 1685, en Dalrymple.
(2) Luis XIV á Barillon, febrero 10 (20), t685.
(3) Barillon, febrero 16 (26), 1685.