REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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falta de cariño al Monarca difunto, y los fieros Cove–
nanters de Escocia proclamaron en alta voz que la ·
maldición que de antiguo se babia pronunciado con–
tra
los malos príncipes, se había al fin cumplido, y
que el tirano habla sido enterrado con el fun eral pro–
pio de un asno (1). A pesar de todo esto, comenzó Ja–
cobo su administración teniendo de su parte la buena
voluntad de la mayoría, y la impresión producida
por su discurso en el Consejo, cuaudo se publicó, le
fué
altamente favorable. •Éste, deciau, es el Prlucipe
á
quien un partido enemigo hizo salir de terrado, y
ha
ta
intentó arrebatar Ja her ncia paterna, fundán–
dose en quo era mortal enemigo de Ja religión y de
las leyes d
Inglaterra.
' in embargo, llega la hora
del triunfo, se sienta en
1
trono, y su primer acto
es
declarar que defend rá á Ja Iglesia y que está
dispuesto á respetar los derechos de su pueblo.,, La
alta idea que de u carácter tenían todos lo partidos,
daba mayor p so
á
us palabras; y mientra los
11Jkigs
le llamaban altivo, implacable, ob tinad0 , de precia·
dor d la opinión pública, los
torlcs,
que elogiaban n
1
las virtudes que tli tingu n
á
los Prin ci pcs, habían
lamcntadú con frecuencia el descuido con que mi–
raba todo lo que pudiera granj ea rle la popularidad.
Hasta Ja
mi
ma
sátira no le habia representado nunca
como dispuc to á manife tar lo que no son tía, á true–
que d con 'g·uir l favor público, y menos
aún
á pro–
mater lo qu
no t -nía intención de cumplir.
El
do–
mingo que iguió
á
u advenimiento al trono, comen–
tábas
n mu hos púlpitos su di scu r o.
Te11emos
al1ora
en pro de
nwstra
Iglesia ,
xclamaba un predicador
adi to,
la palabra de
1m
Rey,
y
de
111i
Rey que no fué mmca
(1)
Gac.tta
de Lo11d1•.a,
fobrero
I~,
1684-5; Evel7n's,
Diary,
en el
mismo dfn; Burnet.
1,
610;
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