218
LORD MACAULAY.
Ill.
DISCURSO DE JACOBO.
Cuando todo hubo terminado, Jacobo se ret.iró de
la cámara mortuoria, y encerrándose en su aposento,
permaneció solo durante un ce.arto de hora. Re–
unianse en tretanto los consejeros privados, que á la
-sazón se hallaban en Palacio,
y
apenas·se había cons–
tituído el Consejo, se presentó el nuevo Hey y ocupó
su puesto en la presidencia. Comenzó, según el uso
establecido, pronunciando un discurso, en que se la–
mentaba de la pérdida que acababa de sufrir, prome–
tiendo imitar y seguil' la singular benig nidad que
había distinguido el reinado de su hermano . Sabía,
dijo, que se le acusaba cj.e extr.emado amor al poder
arbitrario, y que aun no era ésta la única falf;edud
que se propalaba en contra suya. Por su parte, estaba
resuelto á mantener el actual orden de cosas, asi en la
Iglesia como en el Estado. Sabía que la Iglesia de
Ing laterra era eminentemente leal, por lo cual siem–
pre sería él su sostén y defensa. Las ley es de Ing laM
terra le permitían ser tan g-ran rey como pudiera
les
lhe Second;
North's,
Li(e o(
Guild(o~d,
252;
Examen,
648;
Revo–
lution Politics;
Higgons en Burnet. Lo que North dice de la per–
plejidad y vacilaciones de loe módicos vese confirmado en los
despachos de CiLters. He dudado mucho antes de admitir la ex–
traña especie de las sospechas de Short, y aun estuve tentado de
adoptar la solución de North. Mas por escaso que sea el crédito
que me merezca la autoridad de W elwood, lo mismo que la de
Burnet, no puedo rechazar el testimonio de Sbefileld, quien es–
taba muy bien informado y que
á
pesar suyo así lo declara.