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214

LORD MACAULAY.

II.

SOSPECHAS DE ENVENENAMIENTO.

En aquel tiempo era muy común en el vulgo, en:

toda Europa,

y

más especialmente en Ingl!tterra..-

Barxillon•s,

De•palc/1

of feb . 8 (\8), 1685; Citter's,

DupMchu

or

feb. 8 (13) and feb. 6 (16); Huddleston•a,

Narrativs; Lelle1·1 o( Phi –

lip, ascond: Earl of Chssls•·field: .

217; Sir H. Ellis's,

0.-igin al Let1sr1.

First Series, ILI,

aaB;

Second Series. rv, 74; Chaillot, MS. ; Bur–

net, r. 606; J!:velyn's,

Diary,

feb. 4, 1684-5; Welwood's,

Memoir• r

140; North·s,

Li(s of Gu.ild:(o.-a:,

252;

Examen,

648; Hawkins's,

Li(•

o( fíen;

Dryden's.

Th>"Mod:ia Au.g ..1tali.s;

Sir H . Haldford's.

Eu ay

on Deatlu o{ Bminent P•rsoM.

Véase también el fragmento de

una carta que lord Bruce escribió mucho después de ser Conde de–

Ailesbury. y que se imprimió ea el

E uropeaa Magazine

de abril

de 1705. Ailesbury tratu á Bur'net de impostor, á pesar de que su

relación no parece contradecir la

d~

aquel. He visto en el Museo

Británico, y también en la Biblio

1

,eca de la Instit ución Real, un

curioso

in plano,

que contiene una relación de la muerte de Car–

los. Se hallará en la

Colecci6n de omsl's ,

El autor era evidente-·

mente celoso católico;

d~be

haber bebido en muy buenf\S fuentes.

Tengo vehementes sospeclrns de que estuvo en comunicación di–

recta ó indiretamente con el mismo Jacobo. Al tina! no figura

nombre alg uno; pero

la~

iniciales son perfectameato iatehgibles,

excepto en un sitio. Dice que el que recordó al D. de Y. el cum–

plimiento del eagrado deber para con su hermano fué P. M. A.

C. F. Confieso que no he sido capuz de descifrar estas cinco letras,.

·si bien algo me consuela que á Sir Waltor Scott le haya pasado lo

mismo. Desde que se publicó la primera edición de esta obra me–

llan comunicudo varias conjeturas, muy ingeniosas todas, rela-·

tivamtmte á las, misteriosas iniciales; pero tengo el couvenci–

miento de que la verdadem solución aun está por hallar.

Podrá parecer que nada cleberia conocerse en nuestra historia,

con más exactitud que lo que pasó al lado del lecho de

muer.te

de Carlos II. Tenemos varias relaciones escritas por pers

onas que·