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LORD MACAULAY.
LIV.
SALARIOS DE DIFERENTES CLASES DE ARTESANOS.
Si pasamos de los tejedores de paños
á
otros oficios,
nuestras investigaciones nos llevan casi
á
deducir
idénticas conclusiones. Por espacio de varias g·enera–
ciones, los administradores del hospital de Greenwich
llevaban un reg·istro de los salarios pagados
á
las
di–
ferentes clases de artesanos que habian trabajado en
· las reparaciones del edificio. Gracias
á
este precioso
monumento, sabemos que en el curso de ciento veinte
años los jornales de los albañiles habian aumentado
desde dos chelines
y
medio hasta cuatro
y
diez peni–
ques; los de los canteros desde dos chelines y medio
hasta cinco y tres peniques;)os de los carpinteros des–
de dos chelines y medio también hasta cinco
y
cinco
peniques; y los de los plomeros desde ·tres chelines
hasta cinco y seis peniques.
Claramente se ve, por tanto, que el precio de los sa-–
larios en 1685 no pasaba de la mitad del precio actual,
á
lo cual hay que añadir que habla pocos artículos de
los que más consume la gente trabajadora cuyo pre–
cio no pasaba entonces de la mitad del que actual–
mente tienen . La cerveza era á no dudar mucho más
barata que al presente. La carne era tambí'én más
barata, pero asi
y
todo era tan alto su precio que había
cientos de millares de familias que apenas la hablan
probado
(1).
En el precio del trigo ha habido muy poca
(l) King en sus
Natural and PÓlitical Conclu1iotu
calcula en