REVOLUCIÚ1' DE l NGLATF.RRA.
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En 1681 los Magi trados reunidos
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hclm ford
hablan establ cid.o que el salario del labrador en el
Condado de E sex fuese de sei
chelines en invierno
y
siete en v rano, sin la manutención . Este parece
haber sido el pr cio más alto que alcalzó l salario del
agTicultor en nuestra patria en el tiempo transcurri–
do entre la Restauración
y
la Revolución;
y
debe ob ·
servar e que eu el año en que esto se establ ecia eran
los artículos de primera necesidad má
caros que
nunca. El trigo se vendía
á
setenta cheline el cuar–
tal de ocho fan egas, precio que aun en nuestros días
acusaría un año de hambre (1 ). Estos hechos se hallan
en perfecta con cordancia con otro que merece partí
cuJ ar mención . Es evidente que en un país donde el
servicio militar no es obligatorio para nadie, no hay
medio do cubrir la vacantes del ejército si el Go–
bierno ofrece una remuueración mucho menor que
el jornal ele un campesi no. Actualmen te 1haber ele
un soldado raso en cualquier reg·imiento <le lín ea a -
cien <le, contando t ambién lo que se le designa para
cerveza,
á
unos siete chelines
y
siete peniques
á
la se–
mana. Este estipendio, aun con la esperanza de una
pensión, no tiene muchos atractivos para lajuventud
inglesa,
y
os necesario suplir la falta de g·ente ha–
ciendo los alistamientos en tre la población más pobre
de Munstor
y
Connaugh t. En 1685, el haber de un sol–
dado de infantería no pasaba de cuatrocheli ues
y
ocho
peniques semanales
á
pesar de lo cual no encontró en
aquel año la menor dificultad el Gobierno para cubrir
las filas del ejército con mill ares de r<"clutas ingle s
que se presentarou apenas tuvieron noticia del lla–
mamiento . En el ejército de la República, el soldado
de infantería tenía siete chelines semanales, es decir,
(1 )
Ruogles. On lile Pool".