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LORD MACAULAY.
aquellos que S.M.
y
los Ministros estimaban conve–
nientes
y
calificaban de bastantes; quedando por tal
manera las discusiones del Parlamento
y
los procesos
políti<,os J e más cuenta é inter és envueltos en impe–
netrable misterio
(l).
XLII .
CARTAS NOTJ CIERAS.
En la capital, reemplazaban hasta cierto punto
la
falta de periódicos los cafés,
y
á
ellos acudlan presu–
rosos los londinenses, como en lo antiguo los ciuda–
danos de Atenas
á
la plaza pública para enterarse de
las
novedade~.
Allí se divulgaba, con el lujo de por–
menores indispensable, que tal ó cual
roliig
babia sido
víctima la víspera de malos tratamientos en West–
minster -Hall; que los covenantaTios padecían horri–
bles suplicios en Escocia, según rezaban cartas reci–
bidas del teatro de los sucesos; que cometían robos
sin cuento los encargados del suministro de las flotas
y
arsenales,
y
que el Lord del Sello privado había he–
cho g ravísimos cargos al Tesorero en el último Con–
sejo respecto de la contribución de fogaje.
Pero si por tales medios podían los habitantes de la
capital satisfacer su curiosidad, los que residian lejos
del gran teatro de la controversia política sólo tenían
·un medio de venir en conocimiento de los sucesos,
y
(1) Por ejemplo, en la
Gaceta
li.O
se lee una sola palabra respecto
de las importantes medidas parlamentarias de noviembre de lll85
Iii
del proceso
y
absolución de los siete Obispos.