REVOLUCIÓN DE 1 "GLATERRA.
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XL.
EL CORREO.
La manera d
tra ladar la corre pond ocia ntr
iudade di tante podrá excitar la ri ad la gen ra–
cion pre ente, y
in embargo hubiera cau ado admi–
ración
y
envidia
á
las nacione cultas de la antigüe–
dad ó
á
l o
cont mporáneos d Haleigh y
ecil.
n
rudo · impere cto
tabl cimi nto de po tas para el
tra porte de la carta babia sido fUJ1dado por
ar–
lo I; pero durante la guerra civil había de aparecido.
En tiempo de Ja República se
tableci6 nuevam nte,
y cuando la Restauración, el producto líquido d
1
co–
rreo , después de deducidos todos los ga tos, quedaba
á
favor del Duque de York. En la mayor parte de Ja
linea de comunicación, el orreo no salia ma que
en dlas alternados. En Oornwall, en lo pantano del
ondado de Lincoln y
n las montp,ñas
y
lagos de
'umberland no se recibían las carta mas que una
vez
á
la semana.
'uando el Rey viajaba, salía diaria–
mente un correo de la capital al sitio donde estaba Ja
corte. Había también comunicación diaria utre Lon–
dres
y
los Downs,
y
de ig ual privilegio disfrutaban
alg unas veces Tunbridge Wells
y
Batb en verano ,
cuando la gente acudía alli de todas partes. Lo sacos
de la correspondencia eran conducidos
á
caballo dia
y noche, con una velocidad de cinco millas por hora
próximamente {l ).
(1)
Stat.
12,
Car.
11,
c.
85.
Cbambelayne'a,
Stat• of Enula-nd,
1694.
Anulire ll1etropoli1,
169tl.
London Gt>:•ll•.
j •rnio
22, 1695,
y
agosto 15, 168'7.