REVOLUCIÓ
DE INGLATERRA.
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y el intruso podía considerarse venturoso si lograba
refugiarse en la call de Fleet, zurrado, despojado y
remojado. Las órdenes· del
mismo
Chief Justice de
I nglaterra no podian cumplirse,
á
no contar en su
ayuda con una compañía de mosqueteros. Tales res–
tos de
1 ~
antigua barbarie se encontraban
á
muy poca
distancia dol sitio donde Somer estudiaba la historia
y las Joyos, de la capilla donde Tillotson predicaba,
dol café donde Dryden b acía la critica de los poemas
y comedias, y del salón donde la Sociedad ·Real exa–
minaba el sistema astronómico de Isaac Newton (1).
XXXIII.
LA COR TE.
ada una de las dos ciudades que formaban la ca–
pital de Inglaterra tenía su peculiar centro de re–
unión. En la motrópo1i del comercio, el punto <\e con–
verg·oncia era la Bol a; on la metrópoli de la moda
el Palacio; pero el Palacio no mantuvo su influencia
tanto tiempo como la Bolsa. La Revolución alteró
completamente las relaciones entre la Cprte y todas
las clases de la sociedad. Fuese notando gradual–
mente que el Rey podía dar muy poco; que los títu–
los de nobleza y las Jarretieras, los obispados y em–
bajadas, la presidencia del Tesoro y las contadurías
de Haci uda
y
aun los cargos referentes
á
la Real
persona y al regio dormitorio, se concedían, en reali-
(1) Stowo•s,
St<rv•y o( london;
Shadwell's,
qufre o( A11atia;
Wnrd's,
londo» Spy,
St.at. 8
y
!l.
Gul. m,
cnp. 21.
TOMO ll.
8