Table of Contents Table of Contents
Previous Page  30 / 48 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 30 / 48 Next Page
Page Background

-24-

Entonces el cadáver del ayarachi, como un pe–

sado fardo, se desplomó sobre sus anchas espaldas,

haciendo temblar el piso de la choza.

Salen del patio los

aya1'achis

y se marchan, dan–

zando y bailando en airosas contorsiones y mu–

danzas, al lúgubre tañido y compás de sus enor–

mes zampoñas que lloran con el lamento del vien–

to frío que juega, en esos desiertos, con las ondas

amarillas de la paja brava y quiebra peñas, en las

noches de invierno en que hasta las vicuñas lloran

de frío.

El tenebroso aullido de los canes, que la música

hacía imperceptible, comienza a oírse otra vez ....

Ya la música de los danzantes apenas se per–

cibe. . . . . . Se va perdiendo en lontananza. . . . . y

termina por acallarse completamente cuando pare–

ce que xa llegaron al más próximo y formidable

pico nevado ( riti pichu), donde seguramente debe

encontrarse la puerta del Infierno; pues que el je–

fe

aym:achi

era el mismísimo Apu Súpay (Luci–

fer) ele quien libró a su dueño el señor Gato.

Los rayos del sol naciente hieren apenas las

níveas cumbres cuando el pobre

pa,pel-apa)

vuelto

en sí ele la terrible visión que casi da f in con sus

días, zafa espantado ele la choza y prosiguiendo su

marcha más que ele prisa, se aleja del fatídico si–

tio.

El texto quechua es muchísimo más expresivo

que mi traslado al español.