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25

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cial: he aquí la cuestión

fnn~amental

y

urgente· para ·el Perú,

porq.ne

P.l cRs;.,.

te ll ano aporta ver:üjas

máxima~

por ser

len~ua

c¡ue ,e adap

ta a las

"vária

cienes que en la ideación como en las ciencias

y

l~s

artes o industrias

im~

wone la evo: ución

y

pr0gres0 incesan te; fav e rezoamos p o1• tanto tal ex•t-eú·

sión

y

mantengamos más

y

mej or la unidad de la supervivencia trinnfal

del habla C'lstellan<l."

.

Podrá argumentarse, sin embargo, que para combatir el dial ectismo,

precisa su conocimiento. Conve ngo con

e ~ta

objeción racional; pero es

evidente que el magi; tel'io

na cio nal, en

su mayoría, conoce los di alectos

region-ales. En el

In ~tituto

Peaag6g.co

Nacio1~al

de Varone, , el 70

o·JO,

por

lo menos, conoce ·para trá

ducirlos al ca

s tellano. H il os so n los

m

aestt~

C'S.

q'

combatirán la inf,uencia negativa de b ies dialectos que tanto

ar.os-

au

e1

idioma, aomitida la

hipóte~ is

que p0cos· son -lo s Ju¡;raraes dond

e· se h

11b-Ja

quechua PL'ro

y

raros pueblos-donde nadie

s~pa

ca-s tellano.

Yo pienso con Selva, por otra parte, que es error eras0 creer -que

sólo es castellano "lo que consta e n los clásicos o · l0 que admite-la

Academia".

Ya el gen io procursor de d on Manuel González Prada·nos decia con

acertado criterio: "Volvamos·los ojos a autores castellarHlS

y

estudiemos

su armoni osa l'engua; pero recordemos que la-- dependencia in-teleotual. de

Esp ~ ña

sign-if1ca1 ía para nosotros la defi nida proio·rg;;ción de la niñ·ez".

El Ur. José Jíménez Bnrja reafirma esta rebel•iór. esp-i11itual id·iomáti–

ca con las fraces siguientes: ''E l idioma no pu-ede 'hacerlo ni cont1'n·Iarlo

una Academia, mucho meno s tina soia Academia en un ·lmverio Íin¡,rüí>tioo

t an bad0 como el indo-ibero". "El idioma lo hace•el pu e blo qut> lo h abla

y

lo hace t odos los dlas a t üdas h ora s."Una le ngua no está nunca-deienida.

sino e n activ a in tegració n; no

~e

siente ni estática ni completa " La uni–

dad del español no corre riesgo alguno con este enunciádo de ·afu·soluta

justicia

y

simp·üía hacia E;spaña: America tiene derecho a amplia!' s-ta"i–

diOma en razón directa de su acelerado

ritm o cu ltural. "H;¡y el -tipa de

profesor que anda a caza de gazapos segun lista.s de galicismos,

a:~glica

·

r:ísmos, quichuismos; este tipo de profes or prefiere trabaj ar con palabra'S

ca >tizas aunque sean anquilosadas

y

d·eHcha las pala•bras

nu·e\ras

·aq•nque

vi•an una aceptación mas o meno s extensa'

1 •

·

No hay, pues, razón suficiente ¡jara el 11echa-z" de

·pa.la

:bras neéesa–

dac; d el quechua como barbaris

mos o

qu echuismos.

Es por es·o el Dr. Jimériez

Bor.ja,

al referirse a al incorporación de

ciertas pa\abras·quechuas,agre·

ga en f

rases soútile&:" Así como sin desearle

vida mas larga en el Perú al idioma quechua, me parece que tiene bel las

y

expresivas palabras que pueden penetrar al

e~pañ_ol

nuestro como por

los poros de una, piel juvenil y-fresca". Pe·ro condena en parte con razón

Ja, "inter-influencia

lingüística~,ccmo

llama

él.

·

No es la interpolación por decir así de palabras queehuas

la que

implica def@rm . c ón- de ,

castellano~·

al

ccntTario: aorecienta -el idioma