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Como se vé, no es más que un per·fecto d.iale.cto; . tíene alguo·as
~ala
bros del castell ano; y, a pesar de la traducción bien hecha, su escritura
demanda mas tiempo q ue en castellan0 por su dificultad fa·rragosa con
esa eufonía alemana. A mas de sustantivos, emplea conjunciones, c0mo:
U, ni etc. En
vez.
d e la doble ce usada en Ayacueqo, la
jj
doble proti.unda
y
guturalízada; doble rr para la terminaeión de los gerwndios· y sil
y
a
manera de
angli ci~rr.
o. Por ca recer de g-uturaciones, aspiraciones,
y
ex·
plociones de la lengua del Cuzco y por razón fonética, Fe hace la termina·
ción en
jj
J!lrofunda en
vez
de k; así sería "cushicuyniyojj" t!n el N0rte,
"cu , icuy niyr
k"
en el Su r. Así surge la varhción clialectal: ricasl:lequi"
y
' ¡icatrraiqui" de nnrte a sur.
En cuanto a ·la acentuación prosádica, la regla es hacer grave la
palabra, salvo de estar
~centuada
conwencionalmente en la escritu;;,; sila–
ba disti:Jta, lo que dá lugar inn ega blemen te a un fenómeno de influenda
fonética, óriginanclo giros y tonalidad es r e¡¡- ionales reflejadas eu el caste·
llano que varían al infinito
Ahora bi en, citemos otro ejemplo del
verso
del padre José Pacífico
J0rge, del convento de Ayacuch o y autor de "Melodías Religiosas en Que–
chua", del que se infiere qu e el padre Jorge es eximio dialectista; pero. no
puecle ser u aténtico y profundo quechuista (español), puesto qu e no ha
oac1uo con é l ni en él:
Much ailn1sccaiqui.
Apu, J es ucristo,
Chai hostiamanta ccahuarimullahuay:
Rurascaiqui hu accha -runaiquita.
En
es~e
dialecto aya cuchano es notable el predominio e ufon ico de
11,
y
el sonido suave de r ai principio y medio de dicción, as i como el
n
tural de ce; la
1
tóni ca equivale a doble
ii;
como en "ari", bueno
(o
~í) .
que varía según las r egion es; "au", "au ricui"
y
~u
e puede influir
de diverso modo .
En la escritura tiene al1<unos signos sonidos convencionales; por
tal, tenemo> que aceptar como valedera la afirmación del padre Jorg-e
cuando dice "Que la experiencia nos enseña que e l qu echua (o dialecto)
no ti ene form a fija de expresió n en su escritura". I para justifica r la adop–
ción del alfabeto castell:o no agrega: "hay que
acom odar~e
seg un el dialec–
to de cada lugar; y siendo e l español el da más afinidad en la pronuncia–
ción, hemos adoptado las sabias experiencias de nuestro expenmentado
Ráez".
El padre J o,::é María Ráez, huancaino y del mismo Conve nto. efec–
tivamente ha revelado en su Gramáti ca Quechua-huanca
y
de Ayacucho
las v:;riaci ones y diferencias mas insignificantes de ambas secciones:
Huancayc
y
Ayacu r ho, pn; eba que ra tif1ca que en lo que ellos llaman
quechua tampoco se hall an de acuerdo, no obstante
1:;
proximidad de los
lugares
y
a pesar de sus autorizadas palabras, comenzando a discrepar
pol'
el
nombre de la leng"ua; unos dicen
quechua,
otros
keshwa y