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castellano estan en días de desaparecer"

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fusimnarse aún más

y

a diarío,

"¡,>ese a la tutela de la Real Academia", la que no es óbice para que no

aceptemos palabras del idioma de nuestros antepasados "y que tan bien

cmntiene lo esvncial y enuncia una cualidad espicífica". Por ejemplo:

¿cte qué otro mod0

p o driamo~

exQref ar mejor la _id ea de un horno en

tíerra conteniendo sustancias alimenticias, o cuando nos referimos sim–

plemente a lo s ali mentos cocidos en dicho horno, si no es con "pacha–

manca"?. ¿Que mejor puede sustituir y sintetizar la idea de un J écimo o

quinto de billete de lotería, que la expresión cn ull a del suertero:"huachi–

t o"?. ¿cómpreme un huachito es acaso ma s aceptable a hora para noso–

tros que cómpreme un quinto de l número de la lotería?. I cómo habría

quedado mejor: "rincón de muertos",

"lu~ar

con peñasco" o Ayacu cho

y Huancayo?.

La interpene tración de pa labras quechuas que provienen del qu echua

que fué puro dentro del c-astellano es aceptable, por que constituye ma–

nantial de palabras o ideas nuevas y el acervo de nuestro léxico, y a que

éstas ne están tn España ; "no están en sus códices ni en sus escritores

clásicos y preclásicos"; pero el dialecto qu e nada aporta constituye en

cambio "f uente ina¡¡-ota ble de corrupción idi omática" o lingü istica. I bien

es cierta esta afirmaci 0n porque se dice t amb ien que "los dialectos (se r–

m0 rústicos 0 plebeyus del campo) no fu ero n estud iados por los mas

instruidos nunca, como Horacio y otros. Quintiliano decía que los sacer–

dotes no entendían ciertos himnos en

dialeto~.

hasta c;ue fijaron para

los ritos el latín clásico (se rmo urbanu , ).

Que los dialectcs ti enen vida efímera está probado; pues alguuos

misioneros evangélicos que te nían la padencia de apun tar pa labras para

hrcer el vocahulari o, notaban cuando volví an al mismo lugar, despues de

'

l.lg-

unos años, que muchas palabras

e:-~fl _ya

anticu ad as y muchos objetos

habían cambiado de nombre.

El mision ero Brown afiirma que "inmigra<:iones que pasaban de una

aldea a otra, cuando vm lvian habían adqui rido otro dialecto", perdiendo

¡;¡osiblemente el suyo,

y

así ''se produce anarquías que en una sola ge–

r.leración se produce modificaciones cuando no lo conservan por

asa~bleas o fiestqs".

Esto indu ce a creer que nuestros. dialectos, inclusive el quechua,

si existe, ne dej arán de ser modificados y se liquidarán en otros idi omas,

puesto que ha provenido de otros tantos, a pesa r de lo s esfuerzC's de la

D'ircción de Ed_uca<;:i ón Indígena, cual gotas de r ocío en el océa no.

Por otra parte, los dialectos en e l Perú al ser invadidos por el caste–

llaeo, su influencia y dominación se restringe cada día más; de aquí que

felizmente su acción corrosiva no sea la misma en todas partes y así no

debemos desesperar con Grimm, que ya en 1819 afirmaba: "q¡;e del con–

flicto de lenguas resultaba fatalmente la pérdida de la Gramática"; y es

posible que hay lugares donde la causa nociva para la Gramáti ca puede

no ser fatal donde se habla castellano o quechua puros.