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El fraíle dor.nínic0 D0rningo de Santo Tomás fué quién le puso el
nombre
rle
"Quechua" a la lengua de nuestros antepasados y que es el
nombre d e u¡:¡ distrit0 del valle de "Pach ahcaca". Pero lo que ha qued,ado
d e ese quechua es solame nte dialectos, t esis refor za da por Carlos Prince,
QIJ.e e!il su "'Estudio de los dialectos del continente hi spán0-amerícano",
redu ce. a seis cla ses: el "cuzqueño" o verdadero , derivado de lo que se
habló e n c;)tro tiempo; el "lamano" o "lamisa" que se nabla en lo s de!i)arta–
me ntcs d.e Cajamarca y Ancash; el "cauqu i" en Yauyos;, el "chinchasuy0"
en J unín; el "ca!cl\.aquí" en Tucumán•y el "quiteño" en el Ecuador.
El monarca imponía el idioma a los pueblos, por eso superviven
mezc lados tanto quechua como dial ectos, por qu e era una mezcla a su vez
d e qu echua y d.ialecto bablado en cada u na de las
regione~.
"Esta prodi–
gio,;a clive rsi<!lad de hablas provi ::ciales (hahua si mi 0 lel'lgua del d emoniG)
dese~peraoa
a los miú0neros españoles por que casi cada "cacique" tenía
!'U
lel'lgua. y en mu ch a<> paz·tes cacla puPblo reduda, com0 en el casCJ de
la "ch umbi bílca", la "huanca" y la "cahuana" a profundas pero meras
divergencias dialectales "
"En la Univer<idad de Lima !'<e Ftlndó 11na cátedra de le ngua quechua
por F ..,Jzpe
li
en 1570; pero doscientos años más tarde
0
sea en 1770 fué
suprimida P0r Carlos
ru
a pretexto de que era COr'!ven!e nte y necesario
que los indz0s wsaran p referentemerúe de la lengua ef' pañola", quie11e de–
ClJ' que ya en · aquellos ti empos se pensaba mejor que ahora con res –
pecto a la !'Ust itución d el quech ua.
.
En
U:J i Vel'3 i dade~
extranjeras como las de Berlír,, E ,; tados Unidos,
y B0livi.a, su e -tu din se hace 1\)n r motiv os ci entífico-culturales un icamente.
Hay que co nfesar,
~ io
emb argo, qu e la srzpervivenc ia de los
d~alec·
t os se d ebe e n gran parte a la Religión, lahor ardua por ciertn de las misio–
nes religiosas desde l·a Co nquista h ast a
nue,tro ~
días. Duran te la Colonia
todavía era una obhgad Ó•I
ae-
l a ~ mi.:;io i'J e ~ emple~r
el
que chu~
o di alecto
corno medio cate14.uístico. En eft'cto, el primer cencílio reunido e n Lima
a
fine ~
de l sig·lo
16,
ad ·,pt~1b;1
e l
que~hua
no sólo p ara el Perú sino la Ar–
gentin a , como lengua general de p reu icación evangélica y catequi , ta.
Con 'es te
f 111
se llevó a cabu la publicnción de curs os didácticos
quechua~.
e ' mola s Gz·armáticas d e los padres Q,>nzález
H oi ~·uí r: ,
D iego de la Torres
Rubio , Domingo de Santo Tomá> y otro; tantos.
par<~
reemp lazar la rel i–
tltÓn prinüüva cuyo conte nido cono <;emo s po r c nmpilac iones a nteri ores
hechas por M.,lna . "el cuzqu
P.ño", autor de <<Ritos
y
Fábulas de los focas»,
e l padre JVI " rua y much a;; leyendas narradas por crqnbtas e hi sto riadores
como:
B~tanzos, M ~ rkham
y otros.
·
.
Lo s Franci. canos se han di stin g uid o po r e"e esfue rzo de estudi o
d el qilech
Ud
y 0onservan ese rezago d e afictón, pu es hace poco se tenía
el proyecto de fundar en Ocopa un Seminario pa ra misioneros indígenas
con Gon ocimiento del quechua.
Pero t ;>dos estos esfuerzos anotados serían ahora infructuosos por
que e l castellano se impone a diario, salvo lugares demasiado apartados
o para el efecto de la conversión de a lgunas tribu s; pero 'en luga res donde
no h ay ni unidad de dialectos como en lo s d epartamen tos del Centro, sería
un absurdo sencillamente por que no h ay quechua, si no, dialectos.
I
tan
es Cierta e sta aseveración que- hasta el latín se h a introducido en algunos