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en el latín de la época de
Augt~sto
. .Per0 no sabemos
c~ mo
sonaroa , un
liif curso de Cicerón desde las Rastro y
meno~
aún como - r ecitaba
He–
siodo y Safo sus versos y cómo era un diá l•ogo en la plaza ·.d.e Atenas".
Nótes e qu e e l autor de "La Deca,dencia pe Occide r te" distin10ue
idioma de habl a: "El id io ma es un caudal muerto de signos . El habla .es
la activid ad
(iJ.Uaactua en esos signos".
El lengu aje, ·pues, no evoluciona_solo, puesto qu e
f>JO
existe fu el(a
de lo s que l}ien sa n y habl an. El len g uaje asi como un e tanto, separa
tambien. Bien dice el Dr. Lui s Alb erto Sanchez; "La · -lite rat ura que chua
Gon alma .que chua de b e mante nerse ap arte (si Jo hay) de la litera,tura
caste llan a, en castellano y con alma hispano -ameri·caria", y yo le agrega–
Fia .con alma nacional.
· Entre otras. co nsideraciones más agre¡¡-ra el Sr. Sánchez; "Aun está
JDOr dilucidarse si la simpl isidad característica de1 arte y la Literatura
incaicas sigifl ifican estiliz:xmiento o primitivismo; e's: . decir si es sobri·t;l–
· dacl o pauperis mo: supresión de lo adjetivo u o.rfand·o de lo sHstantivg·".
Para la Lite ratura incaica no hub o escritura incai ca y la únie'l.
fuents literari a fu é la tradición or al, pu es sab emo s q;ue para la-represen–
·taci@n ideográfi ca n11estros antepasa do s los 1n cas se· ser vían como ú–
nico medio de · comunicaci ón del pensa mi ento de los "quipus" que p er–
'tenedan a la misma categoría de "los bas ton es de men sa jeros" y los
"wampus" de lo s iroqu eses, se¡¡-ún afi rma Lubock, y que no eran sino
"instrumentos mn emónicos simp lemente" cuyas combinacion es no po–
dian c0mpararse a Jos sist emas de escritura por la n,ateria de q ue es–
t aban hechos, mat eri a que
?.
su vez imp edía s u perfecion amien to prác–
tico". Sin . embargo algunos creen en la pos ib ilid ad alfabética, p erc
posterior al alfabeto europeo pro babl emen t e ¡:o mo un e nsayo.
Garcil azo de la Veg-a decía qu e el qu ech ua carecía de las letras o
sonidos: b, d, f, g, y x. Esta fa lta de so nid os ti ene su rep er cus ión en
el mal uso de ciertas le tras er. la s pa labras castellanas, cuyos Pjem–
plos citaremos en s u opotunidad.
Como se vé , el estudio del quechua
tend riamo~
qu e d ejar Hnica–
mente pai'a los magno s- lingü istas, fi lólo¡;ros, arqueó logos, etnóg raf os ;
en gener-al a t odos los que es tud ian lo que fué para darnos una explic'a–
ción racional ·de ro pa·sa do; pero de ningun modo podría ser su estudi o
de caracter utilitario ni en esc uelas ni en co legios de ninguna clase So<!ial.
Aun el t e;.na propuesto por mucho s del es tudio tl·el que chua no
tiene sino un va lor h istórico-cul tural como idioma privativo unicame n–
t e, como en est e caso es e! quechua pa r a noso tros, "cuyo va lor no se–
ría una cuestión de h echo, sin o (le anhelo" y "an helo extrav iad o" , CG>mo
bi en lo afirma e l di sting vido ·profesor argentin o Arturo Cos ta Al varez en
uno de sus r ecientes libros: "El
Ca~ te llan o
e n la Argentina".
E stá probado que el «Runa-simi» se extendió por todo el Perú
y
p aises vecinos ; prueba que encontramos en la T oponomástica de la
s.en–
·d <t
qu~
se¡r·1ían
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co :q_uistadJre3 qua chu ;¡s qu iban poniélldoles nom-