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sido compuesto, mucho después de la conquista,
del Perú, por sujeto no poco ejercitado en la ver–
sificación castellana. El men-o octosílabo, tan pro–
pio del teatro peninsular, el uso de la rima, la dis ·
posición de las escenas y otras muchas peculiarida–
des, delatan al poeta español, ó criollo, que, com–
,poniendo sobre el tema tradicional de los amo–
res
y
rebeldía de uno de los generales del anti–
guo imperio, se prowso interesar y divertir á los
indios de una feligresía, ó á los de la nación toda,
valiéndose, muy
~rta.damente,
del hermoso idio–
ma quichua. única prenda restante de la pasada
grandeza. Estoy con los que opinan que el autor
de.<ese rama · fué el cura de Tinta, Don Antonio
Vaidez, entre cuyos papeles se encontró el pri–
mer manuscrito, y no tengo por justo que se le de
el título de
mero compilador,
como se lo da Don Do–
mingo Cortés, en su '·Diccionario biográfico ameri–
cano " [ articulo
Ollanta] .
. Tal ha sido y será mi concepto, y he recibi–
do, hace poco, muy agradable sorpresa, al leer lo
que·~
escribió el insigne literato peruano Don Ri–
cardo.~Palma,
en· su prólogo á la traducción del
Ollantay
por Don Constantino Carrasco. Copiaré
lo que me parece conducente.
Si el Ollantay ... . es la prueba testimonial
que de esta opinión se me presenta [la de que
existió la poesfa dramática entre los antiguos pe–
ruanos], tentado estoy de sostener que la obra no
fué compuesta en época de los
Inca~,
sino cuan–
do ya la conquista española había echado raíces
en el Perú.-En efecto, basta fijarse en la d tri–
bución de las escenas
y
en la. introducción de co–
ros, para que se agolpen al espíritu reminiscen–
cias del teatro griego. Diráse qne las unidadss de
tiempo y de lugar no están onsultadas; p8ro esto