las siembras y de la recolección, los gra–
neros y la distribución de los productos y
la disciplina entre los trabajadores concen–
trados en lugares donde propiamente han
surgido las autoridades comunales; el so–
berano y los vasallos obraban como en una
colmena de abejas, cumpliendo sus deberes
con precisión irrestricta que los sistemas
sociales modernos no han superado hasta
hoy.
En las concentraciones comunales, esta–
bles o de momento, funcionarios ejecutivos
ejercían autoridad a nombre del Inca, cui–
dando que los leales súbditos cumplieran
con agrado sus deberes, en la certidumbre
de que todo estaba previsto para que a ellos
no les faltara su parte en el reparto. La
producción y el consumo evolucionaban au–
tomáticamente, como sucede en las formas
comunistas y en un ambiente de rutina que
no se habría alterado de no haber surgido
un factor inesperado con la conquista y la
ocupación de las tierras por los españoles.
Tal es, en síntesis, la tradición prehistó–
rica y protohistórica sobre el origen de las
formas comunales.
11
El Cabildo de la Intendencia de La Paz
ha jugado un papel notable y decisivo en
el régimen de la Colonia y por ello en la
suerte de los pueblos americanos. Era ex–
plicable que España quisiera organizar sus
colonias al estilo de los reinos de Castilla
y
León, siguiendo el orden allí establecido,
con ayuntamientos y comuneros, de modo
que el reflejo de las instituciones castella–
nas fuese el vínculo entr·e los pueblos colo–
niales y la metrópoli; pero el Consejo de
Indias, creado para atender los asuntos de
ultramar, se dió fácil· cuenta de que este
propósito no era del todo viable, porque los
nuevos factores étnicos estaban dando una
fisonomía distinta a la vida colonial, a pun–
to que se tuvo buen cuidado en que las
cédulas reales, sobre la propiedad agraria
y
la jurisdicción de las autoridades, se ins-
pirasen en los principiOs dados pero sin
menospreciar las aspiraciones o necesida–
des locales, para que así cada pueblo pu–
diera labrar su propio destino, dando con
esto un aliento inicial a la autodetermina–
ción de los núcleos conquistados.
El capitán Alonso de Mendoza, que reci–
bió del pacificador La Gasea la orden de
fundar una población intermedia entre Chu–
quisaca y el virreinato de Lima, en el pri–
mer aniversario de la batalla de Huarina
librada el 20 de octubre de 1847, se cons–
tituyó en la provincia de Collao, llegando
al poblado de Laja, distante treinta kiló–
metros de la hoya del Chuquiapu, el día 20
de octubre de 1548; donde con cuarenta y
dos vecinos trazó el recinto urbano y orga–
nizó el primer Cabildo de la nueva pobla–
ción, con los alcaldes, Juan de Vargas
y
Ge–
rónimo de Soria; regidores, Alonso de Sa–
yas, Fernando de Vargas, Antonio Ulloa,
Rodrigo d·e Mejía, Diego Peralta y García
Gutiérrez de Escobar; procurador, Juan
de Rivas; Alguacil mayor, Juan de Espi–
nosa; Escribano, Francisco de Cámara, a
quienes recibió juramento.
El Cabildo celebró su segunda reunión
el día 23 de octubre del mismo año en la
hoya del Chuquiapu, instalándose provisio–
nalmente en el campo aledaño al tambo que
hizo construir el inca Huaina Capac, que
celebró el lnti-Raimi, tomando posesión de
la comarca en nombre del rey de España,
Carlos V. El primer e importante acto del
Cabildo paceño fué organizar una expedi–
ción de ochenta hombres, al mando del
mismo capitán ,Alonso de
Mendoza~
que se
constituyó en Potosí, villa entonces amena–
zada por un alzamiento de indios; habién–
dose hecho cargo del gobierno el alcalde or–
dinario Alonso de Sayas, al año de la fun–
dación española. También el Cabildo dió
posesión al capitán fundador en el cargo
de regidor, que le había conferido
él
pre–
sidente La Gasea, el 6 de mayo de 1550.–
La primera casona que ocupó el Cabildo
paceño parece haber estadq junto al calle–
jón que partía de la que es hoy avenida
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