cíase: "La mejor cascarilla boliviana es la
natural de los declives orientales de los
Andes paceños, y es al Concejo Departa –
mental de La Paz, a quien 'puede pasar el
gobierno la medalla de oro dedicada a la
República para la cascarilla exhibida en
la exposición industrial de -Buenos Aires
de 1882".
Suburbio de La Paz antigua.
Hacíase la rectificación dd catastro de–
partamental; poníase en remate los ten·e–
nos del Estado en la calle 6 de Agosto,
que era todavía un vasto campo; aplaudía
el gobierno a la Junta de Caminos y Telé–
grafos de La Paz, por su dedicación al
progreso y por el telégrafo construído al
Desaguadero; arreglábanse los caminos a
los Altos de Lima y Potosí.
Hubo de ensayarse el alumbrado público
- ¡
Un chalet en la Alameda.
por medio de kerosén, porque el gas re–
sultaba caro y los contratos llegaban a su
fin. Fallado
el
experimento, tornóse al de
velas de sebo.
La
Paz era, -lo apuntamos
ya- una ciudad en permanente construc–
ción y en los años finiseculares, en una
escala más grande aún. Realizábase todo
cuanto no había sido logrado desde la fun–
dación de la República. Lo poco que había,
debíase al esfuerzo particular; lo que es–
taba emprendiéndose, también, en su casi
totalidad, derivaba de aquel empeño cons–
tructor. Entonces el cuerpo ·edilicio tenía
fines concretos, dentro de los cuales giraba,
anualmente, su presupuesto. Ahí va, a gui–
sa de ejemplo, un índice de sus tareas: ni–
velación y embaldosado d·e la plaza 16 de
Julio, de las calles Bolívar y Figueroa; te–
rraplenado en la plaza de la Caja del Agua,
donde también se prolongaban los trabajós
del malecón; pago a las monjas Concepcio–
nistas, Bs. 10.512, para abrir una calle que
llevará el nombre de Pichincha; apertura,
en la calle de la Paciencia, de una nueva
arteria; una calle entre los barrios Santa
Cruz y Carretera; instalación de la Normal
Superior "16 de Julio". Don Manuel Ma–
riaca lamentábase: "no tenemos locales
propios y especiales p_ara escuelas; para los
juzgados y tribunales de justicia, para cár–
celes, aduana, cuarte1es. El pavimento de
casi todas las calles requiere nivelación y
compostura al uso moderno. Los paseos
públicos se resienten de prosaicos y ya
muy poco adecuados a la época". La mu–
nicipalidad era fuente de las mayores ac–
tividades y debía atender a las
necesid~des
no sólo edilicias sino también las dd Eje–
cutivo, del ejército, de la justicia. Casi to–
das las casas usadas por el gobierno eran
de propiedad municipal. Ella llamó a pro–
puestas de planos para
l~
construcción de
la cárcel pública, señalando el terreno en
la plaza de San Pedro. Posteriormente man–
dará hacer los trabajos, hasta su conclusión.
Adquirió la casa de Don Pedro Kramer,
situada frente al teatro municipal, por Bs.
9.800, y la demolió para abrir una peque-
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