para que haga cesar esta terrible situación,
devuelva
la
tranquilidad a .este pobre pue–
blo y sobre todo mande llevar a cabo la
salida de estas
f~rza~
en resguardo de la
República aliada, aprovechando de los va–
pores )que se hallan surtos en Chililaya, y
salve de este mado, el decoro de Bolivia
zando. Las habitaciones desocupadas por
los tribunales de justicia, se convertían en
la escuela San José; la de Santa Ana, se
declaraba plantel municipal; se aprobaba
la creación de una escuela normal; grupos
de obreros reparaban el teatro Municipal y
ensanchaban _el Cementerio; se levantaba el
Otro cuadro pictórico que evoca con gráfica elocuencia el heroísmo y la desventura
de los defensores del Litoral boliviano en 1879.
empeñado bajo el sagrado del honor y la
kaltad".
La extensa nota iba con la firma
de Venancio Burgoa, Presidente del Con–
cejo. La respuesta del Secretario de Silva
decía que los fines del "Jefe Superior",
eran altos y no subalternos. Efectivamente:
la presidencia de la nación. Pero cayó por
su base la audacia, desbaratada por la re–
sist·encia popular y por la actitud asumida
por el coronel Camacho. Quedaban, sin
embargo, los hechos, la actitud, la irres–
ponsabilidad, como un signo vergonzoso;
y quedaban la rabia del pueblo y la aus–
tera posición de la municipalidad.
El presidente Campero convocó a una
convención. La Paz, sin olvidar sus deberes
de la guerra, hacía algo por seguir avan-
censo de la población; se clausuraba el con–
vento de la Merced; por la guerra, se sus–
pendían las labores escolares. La calle
Riverilla unía el prado con la Ciudad Ba–
llivián. Se rehabilitaba la plaza de San
Pedro -la Nueva La Paz-, que fuera
destruída por los indios en la revolución
del año 57. La zona tenía historia. Hasta
allí, al fundarse la ciudad, fueron empu–
jados los indios por los
~spañoles;
allí lo
nativo hizo su centro, mundo aparte del
acabado de llegar, y hasta allí también fué
la cruz cristiana y plantó una iglesia; Bel–
zu hizo levantar una plaza de toros, y Mo–
rales quería una cárcel grande, como para
meter en ella a todos los que se opusieran
a su gobierno. El tiempo lo melló todo.
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