coronel Eliodoro Camacho se puso a dis–
posición del aliado peruano para continuar
la lucha.
La
Paz, por su parte, desconoció
también a Daza
y
encomendó los destinos
del país a un gobierno provisional, en un
movimiento cívico que no podía llamarse
subversivo sino de rectificación de los he-
contenida, se hizo frente, en
La
Paz, al
motín militar. El coronel Uladislao Silva,
con los oficiales José Manuel Guachalla
y
Federico Matos
y
el paisano Severo
Mato~
sublevaron a cuatro batallones estaciona–
dos en Viacha, vinieron a la ciudad
y
pro–
clamaron la revolución en favor del pri-
Los Colorados de Bolivia en la batalla del Alto de la Alianza.
{Cuadro al óleo por el artista Nogales).
chos, para mejorar la conducción nacional
y
la de la gu·erra. Poco después, era con–
firmado el general Narciso Campero en el
gobierno provisorio.
La
incertidumbre se traducía
y
reflejaba
en
La
Paz con exaltado relieve.
La
tensión
preocupada del pueblo era obsesiva por la
guerra
y
la suerte de los soldados. Todos
los recursos se volcaban hacia ese objetivo;
se envió dinero a Tacna para la adquisición
de ambulancias
e
improvisación de hospi–
tales de sangre; se atendía a los heridos
y
a los necesitados. Fruto de la misma gue·
rra, se produjo una creciente inmigración
de personas peruanas, que huían de los ho–
rrores de la lucha; la
ciud~d
cumplió el
deber de proporcionarles alojamiento
y
ali–
mentación,. como a elementos de un país
aliado.
En los primeros días de marzo, con ira
mero. Mientras el país se desangraba en
la lucha armada, uno de los hombres que
tenía la obligación de defender, por su pro–
fesión, la soberanía nacional, prefería em–
barcarse en la aventura de llegar al
gobier~
no, dando espaldas a su deber. Tomaba
cuerpo un clima de pelea con los traidores,.
como se calificó a los "revolucionarios".
Así también los declaró el decreto de 17·
de marzo. Fué la comuna la que comenzó a
mostrar a los autores de la rebelión del 12
de marzo, que su misión estaba en el frente
de batalla.
Cu~ndo
recibió algunas órdenes
del "Jefe Superior" coronel Silva, las des–
obedeció, suspendió las elecciones y, final–
mente, le incitó a marchar al teatro de ope–
raciones. Decíale al coronel molinero, entre
otros conceptos, " ...
hace un solemne lla–
mamiento a los sentimientos de patriotismo
y
de humanidad
y
el honor mismo de Ud.,.
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