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talla estaban muy distantes, pero aquella

presencia residía en todos los minutos, bro–

taba de todos los labios. En las esferas

oficiales resolvíase la pugna entre

guerris–

tas

y

practicistas;

el presidente pertenecía

a los primeros, y el pueblo aceptaba con

resignación la dura realidad del momento.

Se prohibió entonces toda manifestación de

prensa o p9r otros medios, contra la poli·

tica de guerra, así como la publicación de

medidas referentes a operaciones bélicas o

negocios diplomáticos. .Los fondos munici–

pales, exceptuando los de beneficiencia,

fueron aplicados a gastos de campaña, y

se formaban batallones y regimientos.

Un incidente desvió, por un breve lapso,

esta doble preocupación de La Paz, El go–

bierno dispuso un empréstito forzoso de

120.000

Bs. para necesidades de guerra y

ordenó a la municipalidad hacerlo efectiv<?.

Urgido de dineros, envió incitativas

enéi~gicas al Concejo Departamental para que

actuase sin pérdida de ·tiempo; d·espués' le

hizo conocer un plazo perentorio para la

entrega de la suma requerida, que no era

fácil de acopiar. El Concejo invitó a los

comerciantes y propietarios, para arbitrar

los recursos demandados, pero fué interrum·

pido por un piquete de fuerzas que irrumpió

en las oficinas edilicias; y el jefe, un ofi–

cial, sentenció que todos estaban presos

hasta que concluyeran el negocio d-el em–

préstito. Los prisioneros formularon recla–

maciones inmediatas, que fueron contesta–

das a las

28

horas. El presidente de la

Comuna fué confinado. Continuaron las

gestiones y se reunió

113.000

bolivianos,

que fué -el límite hasta donde se forzó la

contribución. La corporación local no quiso

hacer cuestión de los procedimientos coer–

citivos usados, por no suscitar un conflicto

entre

el

pueblo de La Paz y el gó,bierno,

debido al estado de guerra internacional.

El viejo palacio

de

Gobierno, ·desde el

incendio que sufrió, quedaba poco menos

que en ruinas. Se .hicieron cálculos para una

reparación total con un presupuesto de Bs.

42.495.27

y para trabajos rápidos, casi de-

T. 11.

fensivos, Bs.

10.195.27.

El gobierno ordenó

que se efectuara la obra, promoviendo una

suscripción entre el comercio

y

los propie–

tarios. Y después echó mano a los fondos

destinados a la catedral · para ayudarse a

pagar el valor de la reedificación.

En

1880,

la Municipalidad hizo una di–

visión de la ciudad urbana en ocho distritos,

a los cuales, don Luis S. Crespo, en su Mo–

nografía de La Paz, le agregó el noveno.

Eran:

1" --

"El Sagrario", con los siguientes límites:

r

N., Plaza 16 de Julio y calle Illimani; S.,

río Choquéyapu; E., calle de Loayza; 0.,

calle Socabaya.

Plaza de San Francisco antiguo, un día domingo.

2

9 -

"La Concepción", con los límites: N., calle

lngavi; E., Plaza 16 de Julio y calle Soca.

baya; S. y 0., Choqueyapu.

3

9 -

"Santo Domingo", con los límites: N., ca–

lle Carcantía; E., Junín; S., lngavi; O.,

quebr.ada Calchuani.

4

9 -

"El Carmen", con los _límites; N. quebrada .

Mejahuira; E., Loayza y Bolívar; S., Illi.

mani y Plaza 16 de Julio; 0., Junín.

5

9 -

"Santa Bárbara", con los límites; N., calle

Coroico; E., Yungas y río Choqueyapu;

0., Loayza.

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