Table of Contents Table of Contents
Previous Page  236 / 554 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 236 / 554 Next Page
Page Background

tallón Segundo y, después de enconada lu–

cha, lo tomó. La multitud se agolpó al lado

del atacante y prestó ayuda, en un delibe–

rado propósito de abatir el poder discre–

cionai de Yáñez. La masa se encaminó a la

plaza y lanzóse contra el palacio de gobier–

no. Allí se encontraba Yáñez, que hizo ce-

Coronel Plácido Yáñez.

rrar las puertas. Viendo el furor popular y

la imposibilidad de contenerlo, tuvo la ins–

piración de salvarse con la huída. Subió al

techo y dirigías-e a una casa vecina. Pero

una bala dió con él, y su cuerpo se desplo–

mó al patio del edificio contiguo. Hacia él

se abalanzaron millares de manos, ansiosas

General Mariano Melgarejo.

de castigar los asesinatos del 23 de octubre.

El cadáver fué arrastrado por las calles.

Cumplida esta misión de justicia popular,

el pueblo, aplacado, volvió a sus habituales

actividad·es. Había hecho con sus manos lo

que el gobierno y la justicia no qms1eron

realizar. Y no fué el alzamiento ni la re–

vuelta, sino una manifestación de castigo

condigno. En la ciudad no podían quedarse

impunes los crímenes ni mantenerse incon–

trolado el terror.

Cuando Achá, que obraba con

cálculo~

llegó a La Paz, nada tenía que hacer. El

orden era normal. Balza había sido perdo–

nado. Pero de nuevo el Presidente se movi–

lizó a Sucre, para hacer lo que todo gobier–

no: defenderse. Fernández quiso repetir el

golpe de Estado y, habiendo fracasado, hu–

yó. Y Agustín Morales fué vencido en Po–

tosí.

En un pequeño lapso d·e tranquilidad, el

Congreso eligió presidente constitucional al

general Achá. El general Gregorio

Pérez~

que aspiraba al cargo de mandatario, se

supo bastante fuerte y se proclamó presi–

dente el

18

de agosto. Movió a las masas de

La Paz, que miraban con recelo al gobier–

no por no haber castigado las matanzas del

23 de octubre del año anterior, y amplió

la revuelta a Oruro. Cuando se aproxima–

ron a Oruro las fuerzas de Achá, la victo–

ria rebelde estaba asegurada; el presidente

dudaba de su propia situación. En los cam–

pos de San J uan, avistados los dos ejérci–

tos, no se había resuelto todavía atacar.

Un inesperado hecho, la beod·ez del coronel

Mariano Melgarejo, que inició por su sola

cuenta la lucha, hizo variar los resultados.

El general Pérez y sus fuerzas derrotadas

llegaron a la ciudad y se apresuraron, para

reñir otra batalla, a preparar trincheras en

las entradas y en la plaza. La lucha fué en–

carnizada y duró varias horas, hasta que se

consolidó el orden.

Entonces el gobierno, que conocía los

rigores de las campañas militares y que·

había jurado una nueva constitución, hizo

una "Apelación al pueblo", planteando la ·

necesidad de otra Carta que dé más autori-·

dad al ejecutivo. La respuesta fué una dura

campaña, que acreció y compactó la opo-.

sición. Hacia diciembre, Achá tuvo que de–

sistir en su demanda. La tenacidad de los

190