El General Belzu arrojando monedas al pueblo.
Su gobierno fué agitado, lleno de zozo–
bras. El pr·esidente visitó La Paz y perma–
neció en ella hasta el mes de abril. Ardía
allí la conspiración, en un clima propicio
al descontento. Diríase que el comicio po–
pular que le reconoció gobernante hubiera
sido una equivocación y que s·e quería rec–
tificar sus resultados. El mes de mayo era
para Velasco un volcán pronto a entrar en
actividad. El ballivianismo, de donde es–
taba naciendo el partido rojo, que luego
sería el constitucional o conservador, actua–
ba sin embozos. Martín Limaña reunió en
su casa a los ballivianistas para conspirar,
pero fué sorprendido por la vigilancia del
general Agreda. Detenidos algunos, otros
huyeron. Fracasada esta conspiración, sur–
gió otra, dirigida por el intendente de po-
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