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La ciudad había multiplicado su capaci–

dad d·e recibir y enviar: su transporte le

daba una inusitada fisonomía de febrilidad

laboriosa. Estaba detenida en su sitio. Y

cortándola pasaba el río, con un cambian–

te rumor cotidiano. Venía desde los ven–

tisqueros, se formaba con los deshielos, la–

mía ''las rocas y la tierra y les arrancaba

pepitas de oro, para arrastrarlas y tentar

con ellas a los hombres. A momentos era

caudal robusto o torrente que formaba en–

crespadas figuras de espuma, y a momentos)

dócil río de isócrono murmullo. Pero, es–

tando en un mismo sitio, la ciudad era

siempre cambiante, con una energía vigo·

rosa: crecía en su multitud Citadina, crecía

en sus viviendas, crecía en su vida y sus

aspiraciones. No era la misma, a pesar de

ser ella. Se modificaba cada día, progre–

saba; leía cada vez en mayor proporción,

se abrían en su alma nuevos interrogantes

y nuevas inquietudes. Parecía inmóvil, pero

en los calderos de su voluntad y de su es·

píritu entraban en combustión anhelos po–

tentes, expresiones incoercibles, des·eos in–

domados.

Un día, blancos, anchos, limpios, se alar–

garon los caminos para carretas, y era co–

mo satisfacer aspiraciones premiosas. Otro

día, del año 46, se inauguraba el teatro de

la ciudad, y para darle movimiento y color

llegaron los conjuntos de dramas ·y zarzue–

las, trayendo mensajes en verso y música.

Un real, dos reales, cuatro reales debía

pagarse para ir a las funciones vespertinas.

Y era allí donde, con voz propia, con len–

guaje nacional, hablaron al pueblo los au–

tores bolivianos. Era caminar un paso ade–

lante. La gente llevaba al teatro sillas y

sofás, porque el local reunía condiciones

para la representación, pero el Estado, po–

bre, muy pobre, no tenía dónde hacer sen–

tar a los concurrentes.

Creóse, por ese tiempo, en La Paz, la

Escuela Normal d·e Niñas, donde las alum–

nas, venidas de todo el país, fueron be–

cadas con una pensión mensual de

16

pesos

por persona. Establecióse- el Banco de Res-

cates de oro y plata, reanudándose, de este

modo, el programa organizador de Santa

Cruz. El calendario marcaba el año de

1847.

A esa hora surgía en La Paz, con timideces

y tanteos, el concurso de capitales particu–

lares. El esfuerzo privado, con raras excep–

ciones, había estado íntegramente atendido

por el denuedo pequeño; por la industria

en miniatura, el tejido y la orfebrería, e1

art·e alfarero y otros. El nuevo · envión in–

dustrial manifestábase con el establecimien–

to de una fábrica de fósforos, en que se

empeñó don Bernardo Pérez. .Tuvo poca

duración, porque la herencia de la colonia

pesaba todavía como lastre y su espíritu

seguía actuando contra la iniciativa . y el

impulso privado. Pero otra fábrica, la de

galones con tejidos de oro y plata para aten–

der a las necesidades militares, dió resulta–

dos prácticos. Los obreros iniciados en ese

menester especial, fueron emancipándose

del empleo y dieron, a su propia costa y

con beneficios apreciables, nacimiento a

una vasta y socorrida artesanía que sub–

siste hoy mismo. Es la que se encarga de

tejer y bordar las filigranas brillantes y

primorosas con que los indios se disfrazan

para bailar durante las festividades reli–

giosas. Capítulo notable fué el relativo a

la joyería, cuyo intenso florecimiento en

La Paz dió ocasión para que el orfebre

nativo incrustara en-Ias·eostumbn3s y la téc–

nica europeas, sus propios motivos •espi–

rituales y los elementos decorativos que te–

nían relación y valencia para sil vista y

su •alma._ Salieron de los talleres de La Paz

diminutos idolillos que las damas gustaban

ponerse en

-el

pecho, a manera de aderezos;

"topos", usados por las indias; aros, "fa–

luchos" y "caravanas", para las cholas

presuntuosas y ricas; bordados de alambres

de oro y plata; figurines que, a modo de

imitación d·e artilugios extranjeros, no 'ha–

cían otra cosa que imponer el impulso de

la tierra, casi un mandato de la geografía:

el gusto vigoroso de una región de América.

Por el mismo año aparecieron otras ac–

tividades, que implicaban liberación de las

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