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JULIAN SANTISTÉBAM OCHOA
Al año de estadí:l en la selva de los chunchos, 1595, retorna a Lima, pera
ho sabemos nada de su actuación, :pasta que
murió
en esta ciudad el año de
1606.
,l
No fué sólo . historiador y misionero cristiano este clérigo, a quien se
deben datos tan interesantes de
nue~tro pa~ado,
sino que' fué
u~
buen litera–
rio y poeta, citado por Diego Mexía, .en donde inserta el soneto de rma dama
•
per.J.~.ana
en' loor a Cabello y otro de éste ·mismo al poeta huanuqueño don
Diego de Aguilar y Córdoba, que denota soltura y elegancia. en media de la
pesadez de estilo de la
~poca.
'
1
De' su Misceláqea Antártica podernos decir que guarda arm(i)níá con los
más autorizados cronistas, como Cieza, Garcilaso y Malina. y que Sarmiento
parece que lo C€lnociÓ¡ printipalmerite para aventurarse en pos de las Islas
Hagua Chumbi y Nina-chumbi (-las Galápagos?) qué éste las describe como
conquistadas por Topa Inca Yupanki. Es interesante Cabello de Balboa .por
ser el Único que nos habla .de la probable emigración
.centroamerican~
a las
playas del Perú cuando, en su capítulo VII, nos cuenta la leyenda del Jefe
o Rey Naimlap,
d~sembarcctndo
con su gran flota en las tierras de Motupe,
fayanca, Lambayeque
· y:
Colliqye, trayendo' al Dios Chot, y a la larga
se~ie
de parientes y seáidores. De esta leyenda, como de otras, es
posi~le
sacar
noticias útiles para la liistoria del viejo Perú.
También nos
mue~tra,
con gran lf'ismo y sencillez, la l'eyenda de las
dos amantes de Quito y Cúsco, que conservan su qran amor en medio de
la lucha cr,uenta de sus puE¡lblos y, aún, en el de la tragedia de su raza, cuan–
do son'6 la conquista; la de la bella
Cu¡:~coill'or
y Quila Yupanqui, que la ex–
tractó Markham en su obra Historia de -tos Incas.
Finalmente nos relata pormenores de la conquista, en C:1jamarc;:a, donde
satiriza un
tap.toal padre Valverde, pero en parte justifica la muerte de Atao
Wallpa, con quien se muestra poco complaciente, así como con sus jefes
Kiskis
y¡
Chalcuchim:1j, mostrando con horror todas sus monstruosidades rea–
lizadas en el.Cusco con la nobleza· imperial, pese de haber escrito su abra
en ·la 'todavía aquietada
Quitq
"indígena de aquella . época·. ,
.
'
l2..:...._Fr. Martín
de
Murúa.-Muy
poco se ha podido averiguaT acerca de
~a
vida de este ilustre m.ercedario español y conventual de la Meréed del
..Cusco, donde escribió su memorable y bien redactáda crónica. Por propia
decláración, en- el prólogo de su libm IV, sabemos que es natural de Gui–
púzcoa "madre de divinos i!J-genit>s y animosos guerreros", como él nos dice,
vanagloriándose de ser paisano de San Ignacio de ;Loyola, es 'decii de la Villa
de A;¡;peitia, cerca de la casa señorial de los Oñas y Loyola, y aunque. el pa–
dre mercedario Victor Barriga afirma que era de Güernica; de todos modos
vendría a ser un ho:tnbre vasco.
Inquiriendo en los arohivos mercedarios poco hemos podido averiguar
sobre
1¡¡.
época en que entró a la Real y Militar Orden de la Merced, ni cuan–
do vino a las Indias, salvo el dato delr P. B:1rriga que dice pr?fesó en Castilla.