JULIAN SANTISTEBAN OCHOA
La
9~,
practicada en
Yucay
también, del 2 de iulio
al
5 de septiembre- de ,
1571, 'sobre los usos,' costumbres, sacrificios humanos, idolatrías, fiestas, en–
tierras, trabajo¡:¡, etc. que existían en
ti~mpo
de los Incas.
La
10~,
verlfica9a en el
Cusco.
del 4 de enero al 27 de febrero de 1572,
prmcipalmente sobre el sitio, origen
y
comarcas del Cusca.'
La 11
<:f.,
verificada asímismo en el
Cusco,
terminada el 22 de febréro de
1572, pero no inq'l.lirida a los curacas o indios- nobles, como las
anteriores~
sino a los conquistadores que aún existían en esta época E!n esta ciudad, acer..
ca del
~biernCD
de los Incas
y
sus conquistas desde Quito hasta Chile.
A la vez, por esta época ordenaba· Toledo al Capitán don Pedro
Sarmien~
to de Gamboa espribiera su
~'Ystoria Indig~··,
indagando a los ayllus· o fami–
Lias reales de los doce incas o soberanos del TawantinsuyO.
Terminadas dichas Informaciones, desde el Cusca y fecha
19
de Marzo
d,a 1572, el Virrey Toledo escribe a Su Majestad y se 'las envía, haciendo
un resumen de lo contenido, sacando a la vez conclusiones para el mejor
gopietn.o
d~
la Corona en estas tierras del Perú. En ·ella afirma Toledo cómo
las tieri:as antes .de Túpaj Yupanki
carecí~
de dueño o eran simples behetrías,
que los incas fueron déspotas y tiranos y que, en muchas regi<:mes,
se
prac–
ticaban vicios nefandos y sacrificios humanos, principalmente de niños, como
se
co~_nprueba
por la declaración de lOO testígos
1
indios los más notables del
Cusca y nobles incas. Sobre tales precedentes el Rey no
tení~
por qué mos–
trar escrúpulo en aprópiarse de las tierras del Sol y del Inca y dárselas a. los
españoles, asimismo la Corona pasaba a ser dueña de
to~as
las riquezas ocul–
tas y de las mirias que se hallaren; que en tal virtud ttmbién el Rey debía
dictar leyes benéficas a los indios, según su capacidad y minoría de edad;
y,
como tal, ejercía tutelaie sobre ellos.
Acompañaban al Virrey, en su viaje de Lima al -Cusca, Francisco Cara·
~eo,
Martín García de 'Lc)yoÍa, Jerónimo•
P~checo,
su sobrino,· Juan Soto y
Francisco de Barrasa, t::omo sus hombres
y,
capitanes de confianza; Albaro
Ruiz de Nabamuel y Diego López de Herrera, como · sl:ls secr'etarlos; como
contadores Antonio de Salazar y Pedro de Rivera; cbmb cosmógrafo
y
capi–
tán, don Pedro· .Sarmiento de
G~mboa;
los médicos Tomás Vásquez y Sán–
chez de Renedo; los capellanes Pedro Gutiérrez y García de Toledo; y servían
)
'
de intérpretes el P. Gonzalo Rui:z; Portillo y, más tarde, al retirarse éste,
J.
Inostroza y Gonzalo Gómez Ximénez, llamado también el "Gonzalillo". El
Dr. Loarte, ·Oidor de la Audiencia, lo acompañó
desd~
Jauja. En el Cusca
le
ayudar~n
los paores Cristóbal de Molina y Juan de Rivera, el licenciado
Polo de Ondegardo y el Ooispo electo d9 Popayán, Fr. Agustín de la Coniña.
.En Charcas entró •en contacto con ·el licenciado Ma.tienzo y el
;p.
Acosta.
Las famosas .Informaciones, y citadas, tienen que verse siempre como
una muestra del. lado
ofici.al, y un tanto parciales, pero nunca como una serie
de .patrañas urdidas por Toledo con la intención única de dominio. En ellas
existen un for:1do de verdad digno de tenerlo en cuenta a guisa de información;
nos muestran al desnudo la tremenda realidad histórica, cori sus ,vicios¡ y