92
JULIAN SANTISTEBAN OCHOA
-altos cargos de Comendador y Claverd,
disti~ciones
concedidas a -muy po-
cos en España.
.
1
Para
Tol~o
tampoco pasaron desapercibidos las contrqversias y discu-
siones político-teológicás de los defensores
1y
detractores de las Indias de
.América, como las Casas, Sepúlveda y el P. Vitoria. Las exageraciones del
dominico Las Casas, en "La destrucción de Indias", aunque contradichas con
otras tercas
respu~stas
de Sepúlveda, trajeron la dación de las famosas
Or-
,
.
.
\
denanzas de 1542. Entonces se desataron las cruentas guerras civiles en
América y la introducción de la esclavitud del negro, al ser sustituído el indio
Gn los trabajos
pes~dos;
pero _quien había planteado con mayor justeza y ló–
gica el problema era !Vl P. Vitoria, al negar con el aplomq más grande y ri–
-gurosa lóglca; que el Papa no era dueño del Mundo en lo
mat~rial;
que los
-gobernantes indios, si lp habían sido. de antiguq y no eran antropófagos, ni
sodo¡nfstas, ni sacrificadores de sangre humana,· eran señores de sus estados
'i'
no podían ser de¡:¡pojados de ellos; en co,nsecuencia; el hacer conquista
.sobre estos y su tierras era un robo y una usurpación. A algo más
llegab~
Yitoria, con valentía heroica, que admira en esos tiempos absolutis..tas, llega
a de:::ir que si los legÍtimos gobernantes se convertíah en
tiranos,
era derecho
de sus vasallo¡:¡ el eliminarlos. Mientras las Casas hablaba sobre
hechos
exa–
-g@rados fabulosamente, Vitoria hablaba sobre .
derechos
con verdadeca auda–
cia cristiana. Veamos como todo esto influye sobre Toledo.
Desde la muerte de Carlos V, ep 1558, hasta su nombramiento. como
Vi~
.rrey del Perú, en 1568, pasa su vida entre Roma
'y
España; llegó a tener amis–
tad con mu,¡:;hos carde.naJes, entre éstos· con el futuro Papa Pío V, quien, ya
en 'tan alto sitial, escribióle felicitándole por su designación como Vin¡ey.
Toledo, después· de serias discusiones, se dirige a su Virreynato; en junio de
1569 desembarca
·91)
Tierra
Fi~me,
y sigue viaje .al Pérú, bajándose
€h
Puer–
to Viejo y Guayaquil, desembarca en Paita y desde este puerto se dirige a
caballo y en hamaca por los desiertos de la costa, descansa en Trujillo y a
fines de No:viembre entra en ¡..ima,. dond un excepcional recibimiento lo
esperaba.
.
Largo y fuera de lugar sería explicar •la labor administta.tiva del .Vil'fey
1'oledo en la Ciudad de los Reyes: regl).larizó la Administración de Justicia,
puso en vigencia las lE;?yes de Patronato sobre la Iglesia, instituyó el Tribunal
de la'
SaiJ.ta, Inquisición, secularizó e independizó la l.Jniversidad de San Mar–
cos~
dio leyes especiales sobre tributación, etc·., todo esto con tino y sagaci–
dad sin precedentes en nuestro Vi!ITeynato.
pe interesó sobremanera acerca del .gobierno de los Incas y, en éstos,
halló Toledo muy grande cosa que imitar: supo qué cada Inca tenía por obli–
gación visitar todos sus dominios personalmente para darse cuenta de sus
necesidades y procurar remediarlas, ptincipalmente le recordaron la, gran obra
del Inca Pachacutej, a quien más que a nadie quiso imitar, y he aquí que,
constituído Toledo en un Inca español, se propone visitar las principales pobla·
dones del Virreinato:
co~o
Huamanga, el Cusca y los Charcas, haciéndolo