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JULIAN SANTISTEBAN OCHOA

-altos cargos de Comendador y Claverd,

disti~ciones

concedidas a -muy po-

cos en España.

.

1

Para

Tol~o

tampoco pasaron desapercibidos las contrqversias y discu-

siones político-teológicás de los defensores

1y

detractores de las Indias de

.América, como las Casas, Sepúlveda y el P. Vitoria. Las exageraciones del

dominico Las Casas, en "La destrucción de Indias", aunque contradichas con

otras tercas

respu~stas

de Sepúlveda, trajeron la dación de las famosas

Or-

,

.

.

\

denanzas de 1542. Entonces se desataron las cruentas guerras civiles en

América y la introducción de la esclavitud del negro, al ser sustituído el indio

Gn los trabajos

pes~dos;

pero _quien había planteado con mayor justeza y ló–

gica el problema era !Vl P. Vitoria, al negar con el aplomq más grande y ri–

-gurosa lóglca; que el Papa no era dueño del Mundo en lo

mat~rial;

que los

-gobernantes indios, si lp habían sido. de antiguq y no eran antropófagos, ni

sodo¡nfstas, ni sacrificadores de sangre humana,· eran señores de sus estados

'i'

no podían ser de¡:¡pojados de ellos; en co,nsecuencia; el hacer conquista

.sobre estos y su tierras era un robo y una usurpación. A algo más

llegab~

Yitoria, con valentía heroica, que admira en esos tiempos absolutis..tas, llega

a de:::ir que si los legÍtimos gobernantes se convertíah en

tiranos,

era derecho

de sus vasallo¡:¡ el eliminarlos. Mientras las Casas hablaba sobre

hechos

exa–

-g@rados fabulosamente, Vitoria hablaba sobre .

derechos

con verdadeca auda–

cia cristiana. Veamos como todo esto influye sobre Toledo.

Desde la muerte de Carlos V, ep 1558, hasta su nombramiento. como

Vi~

.rrey del Perú, en 1568, pasa su vida entre Roma

'y

España; llegó a tener amis–

tad con mu,¡:;hos carde.naJes, entre éstos· con el futuro Papa Pío V, quien, ya

en 'tan alto sitial, escribióle felicitándole por su designación como Vin¡ey.

Toledo, después· de serias discusiones, se dirige a su Virreynato; en junio de

1569 desembarca

·91)

Tierra

Fi~me,

y sigue viaje .al Pérú, bajándose

€h

Puer–

to Viejo y Guayaquil, desembarca en Paita y desde este puerto se dirige a

caballo y en hamaca por los desiertos de la costa, descansa en Trujillo y a

fines de No:viembre entra en ¡..ima,. dond un excepcional recibimiento lo

esperaba.

.

Largo y fuera de lugar sería explicar •la labor administta.tiva del .Vil'fey

1'oledo en la Ciudad de los Reyes: regl).larizó la Administración de Justicia,

puso en vigencia las lE;?yes de Patronato sobre la Iglesia, instituyó el Tribunal

de la'

SaiJ.ta

, Inquisición, secularizó e independizó la l.Jniversidad de San Mar–

cos~

dio leyes especiales sobre tributación, etc·., todo esto con tino y sagaci–

dad sin precedentes en nuestro Vi!ITeynato.

pe interesó sobremanera acerca del .gobierno de los Incas y, en éstos,

halló Toledo muy grande cosa que imitar: supo qué cada Inca tenía por obli–

gación visitar todos sus dominios personalmente para darse cuenta de sus

necesidades y procurar remediarlas, ptincipalmente le recordaron la, gran obra

del Inca Pachacutej, a quien más que a nadie quiso imitar, y he aquí que,

constituído Toledo en un Inca español, se propone visitar las principales pobla·

dones del Virreinato:

co~o

Huamanga, el Cusca y los Charcas, haciéndolo