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LOS CRONISTAS DEL PERU

. 87

1

cuñado, como lo fué, pero por

es.te

motivo, es decir por. el odio entre

lo~

dos '

hermanos incas de la conquista,

omite

a ,

Was~ar,

c;on pasión. censurable y,

más bien, añade a los nombrados incas por e1• Ma:rqués Pizarra: Túpaj Hualpa

y Maca Inca (Manco

II}¡

así comó al "que nombraron los capitanes de M?tngo

*ga, Saire Tupaj de quien dice "que agora esta en las

mantª~as"

al

t~~mpo

de est::riair la lista de Kcapaikuna, que precede a su obra. .La Suma y Na–

rración de Bétanzos sólo alcanza hasta

I~ca

)'"u¡Danqui

plaah~ti

(Pachacutei); •

no sabemos si concluyó o no su historia, o si ésta, que·es lo más probable,

por el tiempo que tuvo. para hacerlo en el Cusca, se ha •perdido, De todos

modos es lamentable esta pérdida u omisión, sobre iodo para sabe;: cómo

trata de justificar a su éuñado Atao Wallpa y de. los hechos de Sayri Tupaj,

a {¡uien él, más que nadie, supo reducirlo y

haaerl~ ca~itular

coñ la Corona

de España.

11.-Miguel Cabello de

Balboa.-Siguiendo a don Carlo.s A. J3.omero po-

demos afirmar que Cabello de Balboa nació en Archidona de la provincia

. andaluza de Málaga, en España', sin precisar fecha de nacimiento, (m&s o me–

"nos

1535)

ni

el nombre de sus padres, ni nada acerca

de

su juventud, salvo

el dato que peieó en

la~

guerras contra Francisco I, 9-e Francia, el rival de

Carlos V, quien lo hizo prisionero en la propia· capital de su reyno, asistiendo

da esta manera a las acciones heroicEis de los españoies en Europa. Más tar–

de cambia la éspada o la lanza por el breviario y la cruz, se hace olé:rigo, y

en

15!?6

lo tenemos ya

?e

e1ra9gelizad.o¡:: y mifiopero en las nuevas tierras

qonquistadas de América. Posiblemente llegÓ a. Bogotá con Gonzalo Jimé–

nez de Quesada y"'en el convento franciscano de esta ciudad coripdó a un

. Fr. Juan de Oiosco, quien lé enseñó obras escritas sobre el origen. y

la

his–

toria de los indios, posiblemente de los Incas del Sur. Después "de

1o

años

de residencia en Santa Fe de Bogotá pasó a Quito, donde continuo investigan–

do las viejas historias .índigas y donde llevó,

POIJ

propia déda¡:áción, la obra

del 'Clérigo cusqueño Cristóbal de Malina (posiblemente las Fábulas y .los

"Ritos de los incas y otra perdida), más otros· autores, hasta que- en

1586

tuvo

lista su abra o crónica, que la llamó

Miscelánea Austral o Antártica,

al cabo

de otros¡¡ diez años de residenca en Quito·

Posiblemente por sus actividades misioneras, nuestro clérigo cronista aban–

dolll.-q Quito y pasando por' Lima y el Cusca, las dos más íarhosas ciudades de.

entonces, se dirige a ·las Charcas, y es en Chuquisac.a donde lo- ubicamos

en

1594,

preparándose para su entrada a la .catequjzaci6n de los

éh.utich~s,

por carta de él mismo, su ·fecha

11

de setiembre de ese año, dirigida al Vi–

rrey don García Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete. · Parece fué fe–

cunda su labor apostólica en esta región. Por e11:tonces escribe un libro, que

se pU.blicó en.

1602,

titulado "..Orden y traza para des=ubiir y poblar la tie–

ru de los chunchos y otras provincias", pero el mismo Jiménez de la Espada,

que nos da el dato, no con-oció tal obra, hasta ahora desconocida y que debió

ser muy valiosa.