Table of Contents Table of Contents
Previous Page  95 / 262 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 95 / 262 Next Page
Page Background

LOS CRONISTAS DEL PERU

91

Pachaco tercer concia de Oropesa

y

de áoña María de

Figuero~

y

Toledo,

hija mayor de Gómez

Suárez

de riguer:oa,

s~p:qdo cond~

de Feria

y

des–

cendiente de los primeros

d~ques

de Alba, quienes contrajeron matrimonio

en 1508.

En

el mes de julio de 1515, en el condado de Oropesa, nació el futuro

Virrey del Perú, con la fatal circunstancia de morir su madre al darle a luz.

Don Roberto Levillier, el gran biógrafo de Toledo dice: ''Persiguió un futuro

tnexorable a don Frahcisco de Toledo desde la cuna hasta la tumba,

y

aún

más allá, volviendo patética su vida toda". Esta no es una mera imagen o

exageración literaria, vaga de sus infortunios. Es materialmente exacta. Era

una desgracia para él qlfe su nacimiento hubiese

caus~do

la muertEk de su ma–

dre; fué triste su transcurrir por ambos mundos sin amor de rtlujer o de hijos,

y

abrumó sus ú!Umos días el 'sentir que enemigos triunfantes ac¡umulaban

cargos contra su fama, habiendo sido el objetivo exquisito de su existencia

el tenerla pura". Es sobr13 este hombre, tan de su siglo, el XVI, que no co–

no::::ió mediocrif:!ades, sino f:IUe fué granqe en todo, en el bien

y

en el mal,

y

que hasta ahofa es tan apasionadamente discutido, que nos 'lAmas a ocupar

ahora.

La ·

vida de F,_elipe II ha apasionado tanto en Europa como la de su

Virrey Toledo en América. Estudiemos algq.

Pasada su "infancia en ·Oropesa, su padre le trasladó' a la imponente Cor–

te de Carlos V, donde fué paje primero de la Reyna d9ña Leonor hasta qu'Ef

ésta se casó con Francisco 1, en 1526, pasando luego a serlo ,de la Empera–

triz doña Isabel, recibiendo' así una sólida

y

' esmerada educación cortesana

y acompañando al Emperador más de un cuarto de siglo, vale pecir su

m~

'

,

cedad

y

juventud,

y

paseando por casi toda -Europa: Aleman'ia, Flandes', Ita-

lia, Francia, Austria, etc.

y

a~

en la Berbería Africana, cuando las batallas

de Túnez

y

Argel; unas veces en recepciones suntuosas, otras en

épi~as

y

clásicas campañas mílitares, otras

t~mbién

asistiendo o, escuchando Conci-

lios, Dietas, Juntas; unas entrando a saco a Roma, otras arrodillándose

y

con–

denando a los herejes en Trento. -Pudo .empaparse bien del pensamiento ideo–

lógico

y

de la complicada

pollti~a

que iba a decidir la suerte del Mundo en

la Europa de su época, en dondé el panorama tan grande

y

tan movido no ha

vuelto a repetirse más..

En

lo religioso, al lado de la

~aumenidad

del Papado

contra el luteranismo;

y

en lo polítiéo, luchando conl!a el maquiavelismo' de

Fran.cisco I que, aliado pel Papa, pacta- con los herejes alemanes

y

con los

turcos oto,manos que

am~azaban

la Europa meridional.

Veinticinco años al lado de Carlos V, el César más grande del Mundo,

era mucha escuela para Toledo.

En

la Corte de España esquchaba atónito. los

maravillosos relatos de las Indias Occidentales a Corteces

y

Pizarras y, más

tarde, las terribles guerras civiles que hicieroñ. rodar casi todas las cabezas

de los conquistadores

y

aún la del primer

V~ey

del Perú, contadas •por aquel

astuto

y

diligente clérigo don Pedro da la Gasea, el pacificador.

A los 20 años, y de manos del Emperador, había recibido, en 1535, el há–

bito de la Real

y

Militar Orden de Alcántara,

ll~ando

más tarde a ocupar los