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INTRODUCCIÓN
que se cometen al decir "tomá" por "toma" y otros '<le construcción
vi–
ciosa, como tampoco ciertos neologismos de uso vulgar.
Por esta razón, buen número de palabras que corresponden al léxico co–
rriente han sido desechadas -muchas de ellas formas corrompidas del cas–
tellano-
y, por el contrario, algunas voces castizas debíeron ser incluídas
por tener una acepdón distinta o pertenecer a las formas arcaicas o en
desuso de la lengua.
·
La mayor parte de las voces que se consignan ,en este glosario proce–
den del quichua, no siendo raros tampoco los nombres en uso procedentes del
cacán o del araucano y de otros dialectos e idiomas.
Con todas ellas ·hemos formado lina tabla sencilla que ha de proyectar
alguna luz sobre la verdadera riqueza fonética y expresiva de la región y
que, bien estudiada, dilucidará la exacta participación que
las distintas
lenguas aborígenes han tenido en la formación del léxico popular.
Una gran parte de los departamentos Avellaneda, Sarmiento, Atamis–
qui, Loreto, Robles, San .Martín, Figueroa, Salavina
y
Banda~
poseen aún
fuertes núcleos de población quichuista, pero la dispersión que otrora tuvo
dicha lengua, restringe de tal modo cada día su área que pronto sólo que–
dará de ella su rastro en los nombres de lugares y de cosas
y
en algún vicio
de construcción y de sintaxis que se observa evidentemente en las locucio-
nes dialectales.
·
Todas las voces aquí consignadas son los vehículos naturales de la ex–
presión popular. En lo que concierne a Santiago en ellas se reconoce el pai–
sano y su individualismo agreste se endulza
y
suaviza ·de convivencia, ya
que la lengua vernácula, al despertar las añejas tradiciones
y
los sabores
de la tierra, que adentro llevamos como una emoción multitudinaria, ase–
gura la agremiación del individuo.
Es que las palabras tienen, a más del valor que todos les conceden, un
valor emotivo hecho qe paisaje circundante y de ideas que sugiere. No son
meros accidentes gramaticales, sino matrices fecundas, henchidas d_g remi–
niscencias, como las cavernas de resonancias.
Si tienen este significado las palabras de un idioma, las que tipifican
un dialecto revisten una forma genuina
y
encierran un sentido que las otras
no poseen. Y aunque son palabras substanciales, tienen un ancho margen
cambiante cuando son ayudadas por otros elementos: pausa, entonación, etc.
e incorporan al lenguaje matices de ricas sugerencias que las lenguas gene–
rales no tienen.
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O. D. L .