INTRODUCCIÓN
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Por el año 1631 los padres Francisco Hurtado y Pedro Herrera misiona–
ron en Catamarca y La Rioja ''ambos muy buenos lenguas de la general que
llaman el Cuzco''
'y
probablemente lo harían en quichua a juzgar por el mé–
ri_to en hablarla y la difusión que había tenido dicha lengua.
Sin embargo, el P. Pedro de Oñate en carta anua del 17 de febrero de
1620, no obstante insistir en que aprendían la lengua chaca (caca), dice más
adelante que los indios al ir a confesárselos se cerraban diciendo en quichua:
''Manan hucha yio chai cani'' (no ºtengo pecados), lo mismo que lo que cuenta
el P. Diego de Torres en su carta de 1611 al recordar que los indios del Va–
lle de Catamarca o La Rioja despertáronse una noche despavoridos gritan–
do "aucá, aucá" que en quichua quiere decir "enemigos". Bstas noticias se
complementan con otras numerosas referencias y de las cuales surge inequí–
vocamente el hecho de que en la época de la Conquista se hablaba el quichua,
idioma que se aprendió para reenseñarlo y con él la religión cristiana, con lo
cual se difundió merced al conocimiento que los naturales tenían de dicha
lengua.
Por ello resulta incomprensible que ·el P. Larrouy sostuviera que el qui–
chua se ha vulgarizado durante el coloniaje. ''En efecto -dice- p.o hay un
indicio de que los indios hayan hablado el quichua antes de la venida de los
españoles.'' Pasemos por alto los diversos testimonios ya expuestos -muchos
de ellos incontrovertibles y categóricos-; e incluso los estudios comparativos
de arqueología, etnografía y folklore con los restos prehistóricos del altiplano
y
el monumento irrefutable de la existencia de los topónimos quichuas ante–
rior a la conquista
y
la afirmación de Imbelloni de que esta lengua había sido
introducida a la Argentina 200 años antes de la venida de los españoles y con–
testemos con Lafone Quevedo: ''Sin duda alguna los enviados de Huiracocha
Inca hallaron el idioma cacán o Kakan cuando entraron al Tucumán; pero
igualmente puede asegurarse que a la llegada de los españoles hablaban la
quichua o la lengua general''.
Respecto del caca o cacano o kakan dice el P. Lozano en su libro III, cap.
XVII, párrafo 5, hablando de los calchaquines '' ... todos hablaban un niismo
idioma, kaka, extrañamente difícil, por ser muy gutural, que apenas lo perci–
be quien no le mamó con la leche, aunque los Diaguitas y Sacampis le usan
más corrupto, pero igualmente imperceptible". Ésta es la lengua que encon–
traron los Amantas y
Mitimaes~
según Lafone,
y
por el padrón de los indios
calchaquinos resulta ser sólo un dialecto del quichua, lo cual acarrearía esta
lógica presunción: que· aún antes de la entrada de los enviados del Inca que
vinieron a enseñar el quichua, ya se conocía aquí el cacán que era un dialecto
de aquella lengua. No sólo con el quichua tie:r:ie el cacán alguna semejanza,
sino que también se advierte dicha semejanza coñ el diaguita. De una infor–
mación de 1594 el P. Cabrera extrae lo siguiente: que ''entre el .caca y el dia–
guita mediaban algunas diferencias léxicas y que las relaciones entre ambos
eran más o menos idénticas a los de la parte con el todo, hallándose represen–
tado a nuestro caso el concepto de más alta jerarquía por el kaka y el inferior
por el Diaguita o sea que este último no era acaso sino un dialecto del prime–
ro". (P. Pablo Cabrera,
Datos sobre etnología diaguita,
Rev. de la Uni–
versidad de Córdoba).
A
su vez Adán Quiroga sostiene que "tiene (el cacán)
muchos puntos de contacto y aún de parentesco con el Quichua y Araucano,
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