Previous Page  21 / 384 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 21 / 384 Next Page
Page Background

I~TROD

1

CióN

17

intimidad y gracia pintoresca, sin las cuales el habla parece una alegoría des–

humanizada, sin trascendencia, sin vida.

Guiándonos por esta idea hemos recogido, para hacer má . completa la

nómina de voces santiagueñas, los apodos más comunes de los nombres pro–

pios, seguros, por otra parte, de que habrá de interesar a los lingüistas.

Ello es tan natural, cuanto que el léxico popular santiagueño participa a la.

vez de los idiomas castellano y quichua, éste ya muy deturpado o corrompido.

De lo que resulta una simbiosis dialectal que da origen a formas bilingües,

tan interesantes, que la soldadura de la palabra y la construcción de los giro.

y

lqcuciones, se conservan puras y frescas como en el origen de la cópula.

Volviendo a las palabras equivalentes de los nombres propios, diremos que·

dichos derivados fórmanse, las más de las veces, por simple apócope del nom–

bre originario, como en el caso de Aga-Agapito, Clodo-Clodo1niro, etc. Con

ser esta forma la inás general, no siempre lo hacen así. Con harta

fr~cuencia

el apócope de los derivados familiare.s se presenta transformado. Por ejemplo:

Asha-Absalón, Bashi-Basilio, etc., y donde se advierte que la "sh" reempla–

za, sin otra inmutación a la "s ", confiriendo al vocablo sus características

quichuas.

Esta s

imple transformac

ión puede acentuars.e más aún, como en el caso de

la palabra

Punshi-Ponc

ia.no, en que además del cambio de la "s" por la "sh ",

se encuentra el de la ''o'' por ''u''; y un grado más avanzado lo tendríamos

en la voz Cunshi-Concepción, donde se agrega la inmutación de la "e" en "i ".

Otros derivados fórmanse por la agregación al apócope de

la s ílaba

"cho", como en Benjacho-Benjamín, Davicho-David o del subfijo "ico" como

en Alico-Alejandro o. también de la termin.ación '' shu'' como en Amashu–

Amadeo, Transhu-Triinsito, etc. Caben en estas transformaciones cambios en

la primera letra del

apócope~

como en los casos de Crishu-Crescencio, en

que la "e" se inmuta en "i ".

También suelen engendrarse los eq'Q.ivalentes familiares por la adición

final de la partícula "ñi' ,. al apócope transformado, como en los casos de

Buñi-Bonifacio, Cuñi-Cornelia, Muñi-Mónica, etc. Y otras veces por el simple

cambio, en el apócope, de la "s" inicial por "sh", tales los nombres Shalu–

Salustiano, Shatu-Saturnino, los que aún pueden acentuar dicha transforma–

ción cambiando la "o'' por "u", por ejemplo: Shinfu-Sinforoso.

En algunos casos el apócope en que se resuelve el equivalente es irre–

conocible como en las voces: Callu-Carolina, Ushi-Eusebio, Luli-Lorenzo.

Por último tenemos los derivados que .se forman por aféresis del primi–

tivo, como en los casos de Tina-Ernestina, !na-Angelina, etc.

VI

También se incluyen en esta obra las voces más usuales del léxico popular.

Para la formación de esta nómina se ha tenido en cuenta sólo las más pinto–

rescas y típicas, pues, de otro modo la tarea hubiese resultado fatigosa e

inútil. Es así que no se incluyen los barbarismos .que consisten en sustituir

o eliminar la "d" de los nombres y participios 'terminados eill "ado ",

los