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éAPITULO

Vf

fba clareando el día.

Por loe. cerros abajo, baj6

agazapándose la Noche, miéri–

tras luminoso ámanecer

iba

tó·

mando vÍctorÍoso los éerros.

En la penumbra desfiló un

largo éordón cÍe hombres que se

pegó a

lo~1

muros

de lós

pala~

cios: eran los takikolli o bailado–

res sagradoE.

Fue el momento en que 1la

Corte de los Hijos

del Sol

fue

vaciándose de los numerosos pa–

lacios hacia Aukaypata.

Ya en la gran

plaza, fue–

ron tomando sus

~")S)Clones. Cort~

forme a su edad i según su ran–

go.

Como un boa del Ánti, se

deEperezó en seguida, bajada a–

bajo, desde

la

forta·leza,

tres

formidables cuerpos de ejército,

compuestos de makaneros,

d'e

huarakeros i 1anceros, en el pre–

ciso istante

en qtle

lo~·

pa¡aros

entonaban

el victorioso Himno

de: lnti Raimi.

Cuatro excelsos Capitanes.,

escojidos entre los más bravos,

se c7>locaton cuadrando

la Pi·la

del Sol, mientras los cuerpos de

ejército

cuadraron la

inmensa

plaza, por delante

de los taki–

kolli.

Era

la Pila Sograda Una

monolítica

taza

octogonal de

granito, de fondo poroso, cubier–

ta todo el año con

una lámina:

de oto, i luego

por un irisado

tapiz que nadie

~e

hubiera osa–

do tocar. Era la Aquilla de Intí.

en la cual sus Hijos

divinos le

ofrendaran la EOra

en la fiesta

de !nti Raimi.

Brillaban ya

las puntas de

los chukis,

terribles

lanzas de

fina chonta con puntas de bron–

ce, así corrto

e1 kúntur de

relu~

cíente cobre que

abría sus alas

en

el

sombrero

almohadillado,

de los guerreros.

Toda aquella guarnición se

componía

de ba.stardos

de la

nobleza inkaica,

i

estaba

manda~

da por Capitanes gloriosos ....

Entonces se vió alinearse en

la terraza del

pa,Jacio imperial,

los trompeteros

del Emperador.

Embocaron todos,

i a un tiem–

po, las trompetas, i los

redobla~

dores de las marchas guerreras,

levantaron los

palillos, amena–

zando batir los

tambores; pero

todo siguió en el más profundo

silencio, quedando aquellos hor;n–

bres en esa actitud, petrificados.

E'.ra como

el aviso

de la

aparición del Hijo del Sol.

Seguidamente

apareció

la

Guard:a Imperial,

en la puerta