CAPrruLO XXVII
El
palaciG de
Sapan lnka
Huáskar, presentaba
un aspecto
de fieeta.
En Kosko entero
~
notaba
iriut:itado movimiento.
Las
calles
i plazas
e(l~aban
atestadas
de
gente. Algo raro
i
completamen–
te extraordinario,
pasaba en el
Imperio.
Era que Mbía
llegado
el
chasqui, trayendo por la décima
vez, noticia de los movimientos
de los hombres blancoS! i barbu–
dos, que saqueaban los pueblo3
l
arrasaban con sus habitantes,
con :u .:: extrañas armas que sem·
hraban el p'avor i la muerte.
Huáskar llamó a sus Capi–
lcme:
i
amautas,
para. acordar
las medidas que deberían adop·
1·arse ante la proximidad
d~
eso'S
extrañor. hombres que ahora na–
\legaban en dirección a Tumpis.
Muchos años de paz no tur:–
bada por guerras
ni conquistas,
dieron a ·Kosko todo su refina–
miento
i
esplendor.
Fulgían · las túnicas éon el
oro que se entremezclaba en sus
tejidos, i con la pedrería de 'los
collares que cubrían el pecho de
los lnkas.
Las multitudes mismas, lle–
vaban túnicas polícromas, ador–
nadas ricamente, eón dibujos de
animales, de. flores
i
de cosas;
todo!l llevaban
riquísimos aretes
i
sortijas,
i
collares de cuentecj.
llas finamente trabajadas 'en con–
chuelas
diminutas
i huecesillo3
pintaaos de co1ores. -
Los hombres
habían deja·
do de guerrear. Había pauado
el tiempo de 1os grandes heroís·
mos, en que curtidos por el_ Sol,
i endurecidos por las fatigas de
la guerra, no sentían lo!!.
pl,ace–
res de
la
comodidad
ni temlan
ni siquiera a Supay,
.
el
e~píritu
del Mal.
.
· Nunca hubo ninguna .diver–
gencia en el Consejo del Empe–
rador de Tahuantinsuyu, c11ando
se trató, mayormente,
sobr~
a–
suntos de guerra
i
de la gloria
del
Imperio,
e o m o
en esta
vez . .... .
Reverente silencio se hizo
en el salón, cuando el Monarca
despegó sus labio!_ para hablar_.
-Híjos del Sol:... dijo Sapn
lnka :· sabéis que nuestro noble
hermano, lnka Atau Hualpa, nos
anunció con
el
chaski esta maña•
na, que
los hombres.
extraños
que roban i "saquean nuestras tie–
rras,
navegan
en
dirección a
Tpmpis, después de largo tiempo
de silencio. Yo desearía marchar
al encuentro de ellos; pero an-