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118

J.

Imbelloni: Pachakuti IX

d)

Reconstruir la historia del semantema aislando los valores secun–

darios y figurados de los concretos y primarios, luego proponer el valor–

base que preside a la formación de tan amplia familia.

En toda esta serie de indagaciones no hay que olvidar que la palabra

pachacuti

está compuesta de dos miembros,

pácha

y

kúti,

y que debe ser

investigada la naturaleza de ambas partes antes de abordar el conjunto

(1).

Ya desde Buenos Aires he traído elaborado en sus líneas concretas

este trabajo, pero habría sido imperdonable darle conclusión sin tomar

. contacto directo con las fuentes mismas del idioma, ya se entienda las

lexicológicas, ya las fonéticas y gramaticales determinables por el uso

corriente de una lengua que, a pesar de las adulteraciones, aún vive y

palpita en los labios del pueblo. En cuanto a las primeras, he encontrado

en la Biblioteca Nacional de Lima el precioso documento, verdadera joya

bibliográfica, constituído por el

Vocabulario

del padre Diego González

Holguín, editado en esta Ciudad de los Reyes en 1608, mientras el ilus–

trado qhechwista doctor Celso Macedo y Pastor, de la ciudad de Arequipa,

me ha transmitido las consultas del

Vocabulario

del padre Diego de Torres

Rubio, editado en 1603, celosamente custodiado en el convento de fran–

ciscanos de aquella ciudad. Ambos constituyen la documentación lexico–

lógica más genuina y vetusta del estado del Qhéchwa en el siglo

xvr.

Por

lo que concierne a la lengua viviente, he tenido la suerte de contar con la

asistencia diaria de dos expertos qhechwistas peruanos, que son el ya

nombrado doctor Macedo y Pastor y el profesor

J.

M. B. Farfán, que

enseña este idioma en la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de

San Marcos. Este último, nacido en la región del Cuzco, está provisto de

una información glotológica moderna, por haber cursado estudios uni–

versitarios en el extranjero. Tengo el deber de declarar que sin la cola–

boración sumamente asidua y cordialísima de tan atentos coadyuvadores,

(1)

Como noticia aclaratoria del aparato gráfico que se ha adoptado en este trabajo

(y en el conjunto de la obra) para representar los sonidos del Runasimi, diré que he seguido

en general las convenciones fonéticas del

Proyecto

presentado al Congreso Intern. de Lima

(Actas,

tomo II, pp. 33-36), que resuelven de una manera conveniente los problemas de la

diferenciación gráfica de las llamadas guturales, tan abundantes y variadas en esta lengua

(Palatales:

k, kh,. kk

y Velares:

q, qh

y

qq,

respectivamente, en cada una de ambas series,

distintas en la sucesión: sordas, sordas aspiradas y sordas glotales. Me aparto de la conven–

ción cuando se trata· de simbolizar al sonido para el cual propone que se conserve la letra

j

del castellano, y empleo el

Y..

griego que es del todo apropiado para tal fin y que he usado

en mis escritos, en las transcripciones de otras lenguas americanas, como el Qqiché, el Maya,

el Náwatl, etc. En el comienzo de las palabras, respeto- sin embargo -la recomendación

del

Proyecto:

"las iniciales deben escribirse con

h

aspirada etc,". Con el fin de no distraer so.

bradamente la atención del lector, he renunciado al empleo de la letra

'A

para el ficticio grupo

consonántico del castellano

ll,

y a toda clase de signos diacriticos; por ello se encuentran en

esta obra las grafias

ll, eh , t$h,

cuyo ya_,lqr convencional es harto conocido.