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,

)

c·On un hermosa

y

brillante

ave le re$pondió:

matiz

~ojo.

Maliciosamente, el

-Porque las pongo en el fuego

y

las brasas la.s enrojecen.

DeS€osa, la zorra, de que sus

ca·chorro~

también tuviesen

las patitas rojas, encendió una hoguera

y

los

metió dentro,

uno después de otro, con el úni·co resultado que pronto no

quedó de los zorritos sino un montón dio_c-enizas.

Encolerizada, la zorra se lanzó a buscar ·a la

"huachua",

para vengarse de tan mala pasada; pero la pata la divisó

desde lejos,

y,

echándose

su_

nidada ai .hombro, atravesó el

· rí.Q de un vuelo. n ·esde la otra orilla

se

burlaba de la zorra,

que buscaba en vano un medio para vadear la corriente.

Esto nos enseña que debemos contentarnos con lo que

la naturaleza nos ha dado, sin ·envidiar a nadie.

El· i[l,.flio, el asno

y

e·l zorro

Un indio ha1bía

~co~&echado doce . sa~cos

de avena. Los ama-

rró a lomo de otras tantas mulas con unas correas hechas

con la piel de un buey rectén muerto,

y

se encam-inó hacia

la ciudad.

En . el trayecto Io sorprendierom

la

noche

y

una lluvia

torl}encial, por lo que se vió obligado · a refugia.rse en una

caverna de 1as cercanías

y

· pern~ctar

allí. Descargó las bes–

tias

y

arrojó las correas en

un r.in

cón.

Durante .su

sue~o,

unos

zorr.os

qu,·e

m·~rodeaban

por los

alrededores se sintieron a traídos por el olor de las corr.eas,

todavía sangrantes, entraron en -el refugio

y

se las robaron

para devorarlas.

,

A la mañana· siguiente, cuando el indio se

1

despertó, las

buscó inútílmente durante largo rato; por último,'desespe–

rado, se sento ·a la entrada de la gruta.

En eso ac-ertó a pasar por allí un ásno vagabU,tíldo, que

no tenía ·sino el cuero y Ios huesos:

-Amigo mío - · pr-eguntó al indio-, ¿cuál es el motivo

de tu amarga pena?

El pobre hombre le contó su desventura, y como el ju–

mento tenía muy buen corazón, decidió sacarlo de apuros:

El asno conocía perfectamente la región y sus habitan–

tes.,.

y

en seguida adivinó que los zórros habían sido los

causantes del robo.

-Si te· devuelvo las correas -le preguntó al indio-,

~¿me

darías en pago tres sacos de avena?

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