-Hijo -exclamó la infeliz mujer-, ¿estás libre ya?
_.Nada más que para venir a darte un beso, madre mia,
el de mi último adiós; porque de ahora en adelante perma–
neceré encadenado para slempre al volcán Tancuy.
-Pero, ¿qué has, he•cho, pobre hijo mío?
-No supe guardar
mi
secreto, ni cuidar mi rebaño ...
Y .sin agregar una .sola palabra, abrazó a .su madre y
desaparec'ió para si-empre ...
En .su rebaño faltaba una sola vicuña. ·
.
(
Los tres hijos del jefe
·Hapalla ('e1l úni,co) era un anci-ano .e Hustr·e
llactacama–
yoc,
}efe de un clan. Un día, tendtdo en .su ·camastro de jun–
cos, pensaba en la muerte, preguntándose a cuál de 'sus
tres hijos legaría su autoridad. Mientras mascaba su acos–
tumbrada ración de_hojas de coca, los contemplaba, .senta–
dos junto al hogar.
~El
menor se ·entretenía tocando uns.
cítara he·cha con una caparazpn de armadillo.
·
Lo que 'el anciano deseaba, ante todo, era asegurar la
felicidad y la unión de la familia.
·De pronto llamó a los
t~es
y les dirigió estas palabras:
-----Hijos míos, recorred el país tratando de realizar proe–
zas dignas de nuestro
~inaje
y de nuestra raza. Os dejo en
completa ·libertad, hasta el prim·er día de la tercera' luna.
A vuerstro regreso, m·e daréis cuenta de vuestras haz:añas,
mostrándome vuestros trofeos. Mi cimera, mi hacha símbolo
de poder, mi arco y mi escudo de combate pertenecerán a
aquél de vosotros que haya sobrepasado a los otros dos· en
va~or
y sabiduría.
Los tres hermanos .salieron ·en silencio y bajo los gran–
des
á rbol~es
de las proximidades se detuvieron. Cada uno de
·ello.s puso en la palma de
su
mano derec
ha unas cuanta.s
hojas de coca y sopló sobre ella.s. .Su caída J.es indicó la
di–
recC'ión que debían tomar, y así partieron.
Pasaron do.s lunas. Cuando la tercera apareció, los tres
héroes volvieron a su
hoga~.
-Padre -comenzó el mayor-, he trepado a las mon–
tañas coronadas de niev·e. He llegado hasta las .selvas vír–
genes y a travesado a nado los torrentes y los ríos; las fle–
chas envenenadas de mL arco mataTon
osos
y jaguares; mi
pesado mazo despedazó a las boas, y desafié caimanes y
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